Volumen 1: Capítulo 10

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10. Alerta de gripe

La tormenta de principios de verano fue más fuerte de lo esperado.

Con ganas de renunciar a mi paraguas tras caminar bajo la lluvia y el viento ¿Era una buena noticia que no haya relámpagos ni truenos? Bueno, si hubiese alguno de ellos, ahora mismo estaría llorando en medio de la calle.

Cuando finalmente conseguí entrar en la cafetería, el interior de la tienda estaba tan silencioso como esperaba.

—Oh, ¿Nuestra Bambi está aquí? —El jefe sonrió.

Su atuendo de hoy era más llamativo de lo habitual. El adorno que hoy llevaba en el cabello era de color rosa. Pensar que esta persona era el hermano de Eugene.... definitivamente el ADN de estas personas era una cosa increíble.

Sacudiéndome el dobladillo de la ropa, me acomodé el cabello. Mi pelo era rizado por naturaleza, pero gracias a la lluvia esto se acentuó y casi parecía enrollarse.

—¡Sí, hola! Hoy hace un clima terrible.

—Sí, por eso hay pocos clientes, así que...—la voz del jefe se apagó y me miró disimuladamente.

Cuando encontré sus ojos lo miré interrogativamente, a lo que me respondió.

—¿Puedes comprarle a Eugene unas gachas?

—El superior, ¿está muy mal? —pregunté haciendo una mueca. La última vez que lo vi, tenía muy mal aspecto. Incluso llevaba una mascarilla.

—Está un poco mal y no hay nadie en casa. No puedo cuidarlo porque tengo que estar en el trabajo. ¿Puedes llevarle medicinas y gachas?

—Claro, no es trabajo. ¿La casa está muy lejos de aquí?

[Nota: La Hua bien facilona de convencer xd]

—No, está cerca, a unos diez minutos.

¿Eh? ¿Significa eso que Eugene, quien siempre me acompañaba hasta los dormitorios, luego volvía hasta aquí?

Me sentí algo apenada, aunque no sea culpa mía.

—Entonces, ¿no hay nadie en casa? —pregunté con cuidado.

—Somos de Gangwon-do. Por lo que sólo Eugene y yo estamos en Seúl. —dijo el jefe con una sonrisa.

—Oh...—Asentí y miré al jefe.

Cuando pienso de Gangwon-do, se me viene a la mente un montañés, pero el jefe y Eugene no se ven así en absoluto.

Están destruyendo mis prejuicios.

Cuando estuve lista, el jefe sonrió y me entregó el dinero junto con la llave de la casa.

—¿Por qué la llave?

—Porque podría estar durmiendo.

Hmm... Si solo abro y entro, ¿no sería allanamiento? ¿No? Supongo que está bien porque el dueño de casa lo permitió. Asentí con esperanza de que Eugene estuviera despierto.

Al final, compré gachas en una tienda cercana y compré medicinas y algunos parches de hielo en una farmacia. Comencé a caminar con la foto de la dirección en mi celular. Quizá porque era mi primera vez, tardé unos 15 minutos.

No sabía que detrás de una calle tan transitada hubiera un complejo de apartamentos como este... Estoy un poco sorprendida.

Por supuesto, parecía un poco viejo, pero eran apartamentos, al fin y al cabo. Pulsé el timbre con nerviosismo, pero no hubo respuesta. Con más nerviosismo del inicial, volví a tocar el timbre, pero otra vez no hubo respuesta.

Se supone que es una novela BL, pero...¿Por qué todos se ven tan heterosexuales?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora