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El timbre no paraba de sonar, nadie iba a atender por lo que tuve que levantarme yo.
Fui hasta la entrada y abrí, encontrándome con una gran sorpresa.

‒ ¿Qué haces aquí, _______?, es muy tarde.
‒ Cállate y bésame.

No pude decir nada. Se me había subido encima.

‒ ¿Tomaste algo antes de venir?, esta Caroline...
‒ Que se joda.

Le sonreí y la bese.
No iba a dejar pasar esta oportunidad.

A pasos torpes fui con ella hasta la sala y me caí con ella al sillón.

‒ Auch.
‒ Lo siento –reí.

Me sonrió y me volvió a besar.
Había olvidado lo bien que besaba, lo bien que sabían sus labios.
_____ con un movimiento rápido me dejo debajo de ella, rodeando con sus piernas mis caderas.

Comenzó a moverse sobre mí en forma circular mientras que yo me encontraba en el mismísimo paraíso.

‒ ¿Qué quieres? – me mordió el cuello ‒ ¿Quieres follarme? ‒ me susurro al oído.
‒ S-si...

_______ comenzó a bajar su mano por mi abdomen para luego meterla bajo mi buzo y mi bóxer.

‒ Dímelo más fuerte.
‒ Si, mierda, ______ voy a follarte a más no poder.
‒ Si Harry...


‒ ¡Harry, Harry! ‒ me movían de lado a lado.
‒ ¿Qué paso?
‒ Ya levántate tienes que ir a dejar a Sophie.

¿Qué?
... Todo había sido un jodido sueño.



maestro de sexologia IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora