DE EX A HERMANATROS

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Era un día soleado en Busan y los árboles empezaban a mostrar los colores del otoño. Jungkook, un joven de sonrisa encantadora y mirada intensa, estaba disfrutando de su rutina habitual en el gimnasio, donde pasaba horas entrenando y olvidando su pasado reciente. Su relación con Jimin, su exnovia, había sido intensa, pero complicada; una historia de amor que se terminó abruptamente por malentendidos y decisiones equivocadas. Sin embargo, seguir adelante era lo que él debía hacer.

Por otro lado, Jimin vivía su vida de forma diferente. Era femenina y siempre había tenido un aura que deslumbraba a quienes la rodeaban. Aunque su relación con Jungkook había terminado, una parte de ella siempre guardaba recuerdos cálidos de esos momentos felices juntos. Ahora, una nueva complicación había llegado: la reciente pareja de su padre. Su padre había decidido casarse con la madre de Jungkook, creando una dinámica familiar inesperada y tensa que ambos debían enfrentar.

Un día, durante una cena familiar, el destino les jugó una broma. Jungkook había llegado emocionado porque finalmente podría ver a Jimin de nuevo; a pesar de que su relación se había enfriado, siempre había una conexión entre ellos. Sin embargo, cuando se sentó a la mesa y vio a Jimin entre su nueva familia, una ola de sentimientos encontrados lo golpeó. Sus ojos se encontraron, y por un instante, el tiempo se detuvo. Ella estaba diferente, más madura, pero la chispa entre ellos aún era palpable.

“¡Oh, mira quién llegó!” dijo la madre de Jungkook, rompiendo el silencio incómodo. “Este es un momento para celebrar. Todos somos una familia ahora.” Jimin sonrió, pero su mirada era cautelosa.

“Sí, una familia… justo lo que necesitábamos,” pensó Jungkook con un tono sarcástico mientras tragaba su comida. Podía sentir los celos burbujeando en su interior mientras cada vez que Jimin hablaba con su nueva madre o se reía de algo que su padre había dicho, su pulso se aceleraba.

Después de la cena, Jimin se acercó a Jungkook mientras él se servía más agua. “Hola… Jungkook,” dijo, su voz suave y casi tímida.

“Hola, Jimin,” respondió él, esforzándose por sonar natural mientras su corazón latía rápido. “No pensé que te vería así de nuevo.”

“Es raro, ¿no? Seremos hermanastros ahora,” comentó ella, intentando hacer una broma para aliviar la tensión. Sin embargo, Jungkook solo río nerviosamente, incapaz de encontrar el humor en la situación.

“Claro, sí. Hermana,” dijo él, sintiendo más que nunca un abismo emocional entre ellos. “Espero que esta nueva vida no sea tan complicada como la anterior.”

“Yo también lo espero,” ella replicó, pero su voz era pesada de significado.

Los días pasaron, y la incomodidad inicial fue reemplazada por momentos de cordialidad. Sin embargo, la situación no podía ignorar los celos que Jungkook sentía cada vez que veía a Jimin hablando con otros chicos o riendo con su nuevo grupo de amigos. Se daba cuenta de que, a pesar de estar felices de volver a verse, la relación que habían construido antes estaba siendo erosionada por la sombra del rencor.

Una tarde, Jungkook no pudo más. Fue a buscar a Jimin a la terraza de su nueva casa. “¿Podemos hablar?” preguntó, la frustración palpable en su voz. Jimin lo miró, sorprendida pero intrigada.

“Claro, ¿de qué se trata?”

“Te he visto con esos chicos últimamente. ¿Te gusta alguno de ellos?” La pregunta salió de su boca como si fuera un disparo en el aire.

“¿Qué? No, Jungkook, solo son amigos,” respondió ella, entre risas nerviosas. “¿Por qué te importa?”

“Porque no quiero que te lastimen,” contestó él, cruzando los brazos y tratando de mantener su tono de voz neutral. “Yo…” se detuvo, sin poder confesar sus verdaderos sentimientos por miedo al rechazo.