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MARATÓN 5/5.

CESAR PARRA.

Cuando llegamos a Phoenix Publishing, la entrada principal está abarrotada de periodistas, le pido a Taylor que de la vuelta para entrar por la puerta trasera, cuando entro voy directo a la oficina de T/n, pero una joven me intercepta.

- Señor Parra, T/n está en la oficina de Mark - me explica - Y está muy nerviosa - camino a paso doble hacia donde está, al momento de entrar ella abre los ojos.

- Cesar - susurra, se pone de pie y corre a mis brazos, la siento temblar y la abrazo fuerte para que se calmen - Todos lo saben... - solloza.

- No te preocupes - beso su pelo - Todo va a estar bien, te lo prometo - cojo su cara entre mis manos y limpio sus lágrimas con los pulgares jurándome mentalmente que haré pagar al responsable de esto - ¿Vamos a casa? - ella asiente la tomo por la cintura y cuando damos el primer paso siento su cuerpo pesado, la miro y su rostro está pálido, sus labios blancos.

- Cesar... - susurra antes de desvanecerse en mis brazos, la agarro fuerte y la llevo hacia el sofá.

- T/n, por Dios - mi voz está llena de pánico - Nena, despierta - acaricio sus mejillas - Nena, no me hagas esto. Despierta, por favor - ruego.

- Señor - dice Hanna y me pasa algodón untado por alcohol, lo paso por su nariz y lentamente la veo abrir sus ojos.

- Oh, nena. Gracias a Dios que despertaste - mi voz es un susurro.

- Sácame de aquí - me ruega, sus ojos se llenan de lágrimas y me parte el alma verla así, no lo pienso dos veces, la tomo en mis brazos y salgo con ella de la oficina, Hanna le entrega su bolso y me encamino con ella hacia el estacionamiento, la cara de Taylor es de total preocupación, abre la puerta trasera, acomodo a T/n y me subo a su lado.

- Vamos al hospital - le digo.

- Cesar no es neces...

- Claro que sí, te desmayaste y nos tenemos que asegurar que todo está bien contigo y el bebé - ella lleva las manos a su vientre protectoramente, la atraigo hacia mí y se acomoda en mi pecho...

Llegamos al consultorio de la doctora Greene y ella nos recibe inmediatamente, le pide a T/n que pase a la camilla, la ayudo acomodarse y la doctora pone el tensiómetro en su brazo derecho y suelta una exclamación cuando termina.

- Por Dios, T/n. ¿Qué sucedió para que tu presión subiera así? - dice, miro a T/n, sus ojos están cristalinos - Esto no está bien - dice preocupada, busca algo en un estante y le pone una pastilla bajo su lengua - ¿Has sentido moverse el bebé? - me contengo para no gritar de rabia, de impotencia, como es posible que existan personas que lucren hablando mal de las personas y ventilando su vida privada.

- Sí - susurra T/n - Doctora, ¿Qué pasa? - dice preocupada.

- Te voy a pasar a una habitación del área de maternidad para tenerte en observación y controlar tu tensión - dice la doctora y sale detrás de la cortina, me acercó a T/n y la abrazo.

- Tengo miedo que le pase algo a mi bebé - solloza.

- Nada les va a pasar, te lo juro... - beso, sus labios, su frente y la abrazo fuerte.

Llevan a T/n a una cómoda habitación, ponen una correa sobre su vientre para monitorear los latidos del corazón del bebé.

- T/n, ahora necesitas descansar, para que el medicamento surta efecto - dice la doctora y sale de la habitación, me acerco a ella y acomodo su almohada.

- Descansa, nena - beso su frente, ella asiente y cierra los ojos, un minuto después su respiración es calmada, ya se durmió, en eso aprovecho para salir al pasillo para hablar con la doctora.

𝐘𝐚 𝐞𝐬 𝐦𝐮𝐲 𝐭𝐚𝐫𝐝𝐞 𝟑. 𝐄𝐬𝐭𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora