³𝐁𝐀𝐂𝐊𝐓𝐈𝐌𝐄 ® WAYV

➜ 𝐇𝐔𝐀𝐍𝐆 𝐇𝐄𝐍𝐃𝐄𝐑Y ¡!

tw: dubcon (¿quizás a noncon?)

1. "No puedo seguir" – "Oh, qué lástima. No me importa"

El flequillo oscuro de Hendery rozó tu rostro. Todavía estaba un poco húmedo por la ducha. Su pene ya estaba duro dentro de sus pantalones deportivos. Sus labios besando tu garganta. "Eres tan bonita", lo escuchaste murmurar mientras depositaba besos húmedos en tus clavículas. Su respiración era temblorosa mientras sus manos bajaban sus pantalones deportivos y tiraban de tus bragas hacia un lado. Su punta rozaba tus pliegues mientras se alineaba con tu entrada.

"Siempre tan apretada para mí", suspiró, tocando fondo. Sus caderas se apretaron contra las tuyas. Se quedó allí por un momento, saboreando la sensación de tus paredes sedosas palpitando a su alrededor. Y luego comenzó a moverse. Su ritmo fue lento al principio, su intento de "hacer el amor", aunque sabías que Hendery no era capaz de hacer el amor. Sus impulsos primarios tomaron el control cuando se trataba de sexo. Podías verlo luchando por mantener el ritmo lento, de vez en cuando sus caderas se levantaban, sus manos agarraban tus caderas con fuerza. Luego te soltaba y bajaba el ritmo. Se inclinó para besarte. Su lengua ya estaba en tu boca, un profundo gemido salió de la parte posterior de su garganta.

Pero luego se rindió. Comenzó a embestirte con fuerza. Sin previo aviso. Sus manos se posaron en la parte inferior de tus muslos, su agarre lastimando. "Hendery... más despacio", intentaste decir entre sus fuertes embestidas. Tu cuerpo avanzaba cada vez que embestía contra ti. Él no respondió a tu demanda, solo sacudió la cabeza y gimió de placer. "-joder- tan fuerte", siseó cuando sintió que te apretabas a su alrededor, tratando de empujarlo hacia afuera. "Vamos nena, tienes que aguantar, por mí". Su ritmo se aceleró. Su polla golpeaba brutalmente tu coño.

—No puedo seguir —dijiste de repente, tus manos empujando su pecho, alejándolo. Ante tus palabras, su agarre en tus muslos se apretó. —Oh, qué lástima. No me importa —dijo burlonamente, sus caderas nunca vacilaron. Su mano subió a tu rostro, cubriéndolo con toda la palma. Sin escuchar realmente tus protestas mientras continuaba persiguiendo su placer.