¡ʜᴀꜱᴛᴀ ᴇʟ ᴀᴍᴀɴᴄᴇʀ! [TN en Kimetsu no Yaiba]

1. Brazos abiertos.

Arco de Introducción: este arco se basa en la vida del personaje principal antes de adentrarse en el viaje que le espera. Si parece que esta desapegado de la historia original es porque se esta omitiendo todo el lore para darle un trasfondo e historia al personaje.

Duración: 1-2 capitulos aproximadamente.

Lean la información ya compartida para más contexto de esta historia.

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Padre de los huérfanos, defensor de las viudas, este es Dios y su morada es santa.

Dios ubica a los solitarios en familias;
pone en libertad a los prisioneros y los llena de alegría.

Pero a los rebeldes los hace vivir en una tierra abrasada por el sol.

Salmos 68: 5-7

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Entre montañas y arboles, en los alrederes del antiguo japón, especificamente en viejo Tokio y sus alrededores montañosos, donde varios grupos de aldeas se formaban y subsistian de si mismos, donde el invierno y otoño era horriblemente frio y lluvioso, pero la primavera y el verano eran aun agradables e allí se situaba la no tan grande aldea de Itomori.

Una aldea que su principal fuente de ingreso y trabajo era la agricultura y la pesca, pues frente a la aldea y entre las montañas se encontraba un gran y profundo lago que era muy bien aprovechado habitantes de aquella aldea y otras que había a los alredores.

Otra fuente pero no tan habitual area de trabajo era la cazeria de animales, esta no era tan popular como las otras debido a la dificultad que empleaba cazar. Por lo que aquellos que eran buenos en ello, eran pocos en comparación con lo que respecta a las otras areas.

En dicha aldea, la gente por lo general era muy unida, pues todos vivian cerca de otros, la zona centrica era muy poblada debido que en ella se encontraba las principales fuentes de venta, vegetales, carne, perfumes, telas, prendas, entre otras cosas, además dentro de ella se encontraban la mayoria de puestos de comida tradicional, para aquellos que querian divertirse y pasar el rato entre camaradas les era localizada una pequeña cantina y bar.

Sin embargo, por allí corre un dicho que la vida tiene dos caras, como una moneda, pues cerca de la zona centro de la aldea se encontraba algo poco habitual para la epoca, si embargo, era una realidad. Entre calles, no tan a la lejania de la gente se encotraba un pequeño orfanato...

No era muy habitado, ni mucho menos visitado, en el no más de 10 niños se encontraban refugiados en aquel pequeño imueble. No era una dicha ni bienaventuranza el estar allí, pero era mejor que estar vagando en las calles sin un rumbo fijo, sin un hogar.

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7:00 am

-¡TN! ¡TN! ¡TN! ¡Levantate! ¡Ya es hora! ¡hoy es el día!- una chillante y emocionada voz se hacia escuchar en la pequeña habitación del chico que con mucho pesar habría sus ojos ante la ya común "bienvenida" que le era dada por aquella voz día tras día, aunque hoy, hoy parecia ser un día diferente.

-Mmhgg... Mashiro, cuantas veces te he dicho que no hace falta que grites por la mañana- dijo cansadamente el joven ante la manera en que la pequeña chica le despertaba.