Cap 8

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Astrid Anderson...

La puerta del baño de volvió a abrir, de una manera increíblemente ágil y rápida gire mi cuerpo para evitar que la chica parada completamente petrificada en el marco me viera.

Aunque no estoy desnuda, aun.

Me encontró solamente con el sujetador, giré levemente mi rostro para poder ver su expresión a través del espejo, su mirada estaba completamente atrapada por un punto específico de mi espalda.

Su mirada esta tan fija en mi dorsal derecho, como si quisiera con solo su mirada borrar aquella cicatriz que me acompaña desde que tengo memoria.

- ¿Esta todo bien? - la saque de su transe.

- Oh, mierda - se giro de inmediato - Lo siento, no se porque abrí la puerta de esa manera.

- Supongo que porque es tu casa - tome la playera sucia del suelo y me la volví a colocar, a pesar del dolor - Ya puedes voltear.

- Lo siento, no quise...

- Tranquila tenia la ropa puesta, así que aquí no paso nada - le sonreí.

- Tus costillas se ven mal - me mire en el espejo y levante un lado de mi playera - ¿Quieres un analgésico?

- No, estoy bien, no me duelen.

Claro hazte la fuerte, total respirar no es muy necesario.

- Pues se ve demasiado aparatoso - me reí levemente y mi mano se fue a mi estómago - Iré a buscar el analgésico.

Me acerque a la puerta antes de que la cerrara, tome la manija eh impedí que la cerrara.

- ¿No se te olvida algo? - me miro confundida, baje mi mirada a la ropa en sus brazos.

- Ohh cierto - me la extendió - Mi padre no usa playeras, no de dará cuenta.

- Gracias.

Salió del baño por segunda vez, y yo pude dejar de fingir estar bien.

La sensación del agua deslizándose por mi piel no alivia el peso en mi mente, que sigue corriendo frenéticamente a través de los eventos del día. La imagen de Máximo aparece con fuerza, su rostro una mezcla de preocupación y confusión. ¿Cómo se había metido en algo tan grave? ¿A quién había enfurecido tanto como para que yo terminara involucrada de esa forma?

Me esfuerzo por recordar a esos dos hombres y al tipo obeso. Me fijé en ellos, en sus rostros, pero por más que intento, no hay nada en mi memoria que me ayude a identificarlos. Nunca antes había visto a ninguno de ellos, ni siquiera en un mal sueño. ¿Qué querían? ¿Qué había hecho padre para que todo esto cayera sobre mí?

Mi tío Bobby, él era el que solía hacer las entregas. ¿Esto le hubiera pasado a él? No puedo evitar pensar en eso. Bobby siempre ha sido más listo, más experimentado en este tipo de situaciones. Tal vez si él hubiera estado en mi lugar, habría sabido cómo manejarlo, o tal vez lo habrían dejado en paz. Pero no, me tocó a mí.

La pregunta me sigue rondando la cabeza mientras el agua sigue cayendo: ¿por qué yo? ¿Cómo terminé en medio de esto?

Vi mi cuerpo cubierto de moretones, las marcas oscuras esparcidas por mi piel. Y entonces, las imágenes regresaron, como baldes de agua fría en medio de este baño tibio. Esos tipos golpeándome, uno tras otro, como si no les importara ni una sola maldita ley. No había piedad en sus ojos, no había una pausa para dudar. Solo golpes, y más golpes, como si yo fuera solo un objeto en su camino.

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⏰ Última actualización: Sep 24 ⏰

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