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Ha pasado un mes desde lo sucedido.. Quico aún sufría por la perdida de su madre lo cual causó que constantes pesadillas se apoderada y le salieran ojeras por la falta de sueño que tenía. Los inquilinos de la vecindad no sabía que hacer con el niño pues se la pasaba encerrado siendo dominado por la depresión y nada parecía apartarlo de ella.

El profesor de vez en cuando iba a visitarlo pero su visita no duraba mucho ya que la falta de plática hacia que el ambiente se volviera agobiante. Saliendo de esa casa, el maestro fue detenido por una inquilina.

Doña C: Cómo va?

Prof. J: Sigue igual.. intento hablar pero el no responde..

J: Tiene la mirada perdida al igual que su mente..

Srta. G: Y eso no es bueno para un niño..

Prof. J: Soy consiente de eso pero que puedo hacer?

Don R: Estar con él.

Prof. J: No puedo, tengo... Tengo trabajo.

Don R: Trabajo? Pero si usted las suspendió desde... bueno, ya sabe...

J: Profesor Jirafales, Quico lo necesita y más ahora que perdió a su madre.

Prof. J: Pero-.

Srta G: No hay peros profesor, Quico puede-.

El sonido de varios vidrios rompiéndose interrumpió a la mujer y a la vez alertó a los presentes para dirigirse a la casa en donde provenía el ruido. Abrieron la puerta solo para encontrar a un pelinegro arrodillado en un piso cubierto de vidrio roto.

Alzó la mirada y se disculpó por haberlos hecho preocupar, luego de eso les aclaró que estaba recogiendo los vidrios cuando llegaron. Los inquilinos se voltearon a ver entre si ya que no estaban seguro.

J: Usted es un padre para él y lo sabe. -consiguiendo la atención del profesor- En verdad lo va ha dejar sabiendo la situación que está pasando?

El profesor volteó a ver al más joven por un corto momento y luego salió de allí pero alguien lo detuvo.

Doña C: En verdad se piensa ir?! -sin poderlo creer-

Prof. J: Quieren que me quede, no? -ella asiente- Entonces iré por algunas cosas. -dió a conocer antes de irse-

Cuando volvió y entró a la casa, no vió a Quico hasta que llegó a la habitación de la persona que amó, observó como el pequeño se aferraba a una almohada con toda su fuerza a pesar de estar dormido.

El profesor se sentó a un lado de esa cama para sacar su laptop y trabajar en su planificación. Pasando media hora de haber comenzado a trabajar, Quico empezó inquietarse, el profesor lo ignoró y siguió pero ni bien terminó de escribir una palabra, cerró su laptop y la colocó en un lugar donde no estorbara.

Le quitó cuidadosamente la almohada en la que estaba aferrado y se acurrucó junto a él, lo acercó a una distancia muy acogedora y empezó a darle pequeñas caricias en el cabello.

Q: Papi.. -mencionó soñoliento-

Prof. J: Duerme.. -susurro mientras dejaba de acariciarlo-

El pequeño pelinegro volvió a quedarse dormido, el profesor lo miró con lástima.. aún lo seguía viendo como un padre y él no cómo a un hijo..

La Persona Que Amó [Prof. Jirafales × Quico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora