_42_

56 10 34
                                    

¡ADVERTENCIA!: Contenido de escenas sensibles de abuso sexual.

_______☆☆☆_______

Sam

Tic Tac.

Un día más, un día menos… Según desde qué perspectiva se viera. Las semanas corrían demasiado rápido desde que llegué a esta casa, pero esta última pasó muy despacio, como si no tuviese ninguna intención de acabar.

Tic Tac.

No conseguía dormir bien por las noches, justo desde aquel día que lo vi a él, a mi hermano. ¡Joder! Aún no me creía que lo hubiese encontrado. George estaba vivo. ¡Mierda, continuaba con vida! Y ese hecho me alegraba demasiado.

Pero luego la realidad me golpeaba con fuerza al recordar que ya no era ese niño de doce años al que separaron de mí. Ahora lucía como todo un muchachito adolescente de quince años. Su cuerpo se veía más grande, más propio de un chico de su edad. ¿Qué diablos habían hecho con él? Porque ni yo siendo su propio hermano llegué nunca a tener la mitad de masa muscular que le vi lucir aquella noche. También tuvo que ver que, antes de que nos capturasen, pasábamos más hambre de lo necesario. Pues yo mismo noté un gran cambio en mi propio cuerpo cuando el Amo me llevó con él y me hizo parte de su Organización.

El Amo…

Cuando llamé a Sadler y le dije que quería hablar directamente con el Amo creí que me ignoraría, pero nada más lejos de eso, el propio Hades Rydenhat aceptó la llamada.

Le conté todo lo que vi ese día. El hombre de cabello oscuro que se encontraba con Marcus, al igual que los hombres que lo custodiaban como guardaespaldas. Y le hablé de él, de mi hermano. Le dije que él iba acompañando a ese hombre.

     *—Déjalo en mis manos. Tú sigue como si no hubieses visto nada. Haz como si no conocieras a tu hermano. Yo me encargaré de todo.*

Esas fueron sus palabras poco antes de colgar. Pero ya había pasado una semana desde que aquello ocurrió, una semana desde que el Amo me prometió hacerse cargo del asunto, pero todo parecía igual.

No, nada era igual.

Esta semana había sido demasiado extraña. Todo se tornó raro desde aquel día, empezando por Megan.

Ella no estaba.

Después de que Georgie saliera de este lugar acompañando a esos hombres y a ese tipo de cabello oscuro, me volví loco, pero todo empeoró cuando quise ver a Megan.

Tuve que regresar a prisas a mi dormitorio antes de que me viesen merodeando por la casa como si nada fuera de mi jornada de vigilancia sin poder hablar con Megan de lo ocurrido la noche anterior.

Esperé y esperé todo el día para poder verla, pero no la vi. La cosa se torció cuando me di cuenta de que Fabio reunía a los guardias que protegían a Megan y los dispersó entre los grupos de vigilancia de la propiedad. Ese acto activó todas las alarmas con respecto a ella, de modo que me salté la orden de mi Amo y pregunté a uno de ellos acerca de ese cambio.

     *—La señorita Lawrence ya no necesita nuestra supervisión porque regresó a Wyoming.*

Megan se había marchado con sus padres sin despedirse siquiera.

Ritual II: La historia comienza... ¿de nuevo? © // (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora