^ capítulo V ^

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El despertador rompió la calma de la mañana a las 6:15 AM, y mientras él vibraba con insistencia, yo me debatía entre los suaves brazos de la cama, dando una vuelta tras otra.

La idea de ir al colegio me cruzaba la mente: quizás sí quería, pero la sola mención de encontrarme con Alastor me hacía dudar. Aunque la vida nos enseña que nada es eterno.
Decidí que era hora de despertarme, así que me dirigí al baño para cepillarme los dientes y darme una ducha.
El agua tibia me envolvió como un abrazo, y mientras me dejaba llevar, mis pensamientos viajaron por galaxias lejanas. Pero de repente, un ruido rompió la calma.

Cerré la ducha, me envolví con la toalla y pregunté, un tanto inquieto:

—¿Hay alguien ahí?

Cuando salí, la habitación estaba vacía hasta que, al girar, una voz exclamó:

—¡Hola!

Mi corazón dio un salto.

—¿Qué demonios? ¿Estás loco o qué? Estás invadiendo mi espacio personal.

—Lo siento, no pretendía asustarte. Pero veo que tienes un poco de ira acumulada.

—¿De qué hablas?

—Tu furia está a flor de piel.

—Quizás porque entraste a mi habitación sin permiso.

—No disimules, tus emociones son un torbellino; es como si estuvieras triste y enojado al mismo tiempo.

—No pasa nada, así que, con tu permiso, necesito vestirme.

Diez minutos después…

—Tu cama es perfecta, tan suave y con ese rincón que huele a ti. —dice Kaiser

—Muchas gracias.

El tiempo se escapa entre mis dedos y me doy cuenta de que estoy a un paso de perderme la campana del colegio.

—¿Te puedo acompañar?

—Claro, vamos.

Descendimos las escaleras con una calma que contrastaba con mi confusión mental.
De repente, una voz familiar rompió el aire.

—¡Buenos días! ¿Y quién es tu amigo? —inquirió papá.

Mis ojos se abrieron como platos al escuchar su pregunta.

—Papá, hola, buenos días. Este chico es...

Pero antes de que pudiera aclarar, Kaiser se adelantó.

—Señor, un placer. Soy Kaiser, el futuro novio de su hijo. —Me interrumpió con una sonrisa.

—No le hagas caso, solo es un amigo, —aclaré rápidamente.

—¿Un amigo que pasa la noche en tu habitación? —saltó Damián desde el fondo, con una risa maliciosa.

—¡Solo somos amigos! —protesté, rojo de vergüenza.

—Damián, no molestes a tu hermano, —replicó papá, pero Damián no se rindió.

—¿Qué? El duerme con un chico y yo soy el que se lleva el regaño.

Con un suspiro, traté de cambiar de tema.

—Bueno, me voy, tengo que investigar un poco sobre...

Dejen atrás esa idea.
Salimos de casa con rumbo a mi colegio, pero mis pensamientos estaban muy lejos de allí. Intenté hablar con Kaiser, pero las palabras se me atascaban en la garganta; la vergüenza del momento en la biblioteca de su casa todavía me consumía.

  Among Wolves  ⚠️+🔞⚠️ [ Historia Pausada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora