Capítulo 35: ¡Soy cobarde! ¿Dónde quedo mi valentía?

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Lyra Silvy Black Lestrange...


-Suelta, suelta, suelta, suelta, suelta.

Mire confundida a mi abuela.

-Vas a lastimarlo si sigues así abuela.

Ella giro su cuello tipo esa película de miedo, de manera anormal.

-¡¿Abuela?!

Cierto no le gusta que la llamen abuela.

-Charlotte, e-esto... podrías soltar a mi hermano.

-Usted también está en problemas jovencita.

Mi abuela sí que daba miedo. Siguió arrastrando a mi hermano hasta la casa. Ellos habían pedido permiso, para que Rigel y yo pasáramos unas semanas, con mi dulce abuela enferma. ¿Enferma? Desde cuando si tenía más ánimos que nadie... Las mujeres de esta familia sí que dan miedo, espera... ¿Yo también cuento?

-Pasa.-la voz fría y calculadora de mi abuelo sonó por dentro de la mansión Lestrange.

Mis cosas ya se encontraban en mi habitación, mi abuela ya había soltado la oreja de mi hermano, esta estaba roja y él se la sobaba con diligencia. Si debió doler...

Ya dentro del despacho del abuelo, vimos las expresiones serias de nuestros abuelos.

-¿Así que lo saben?

-¿Saber qué?

El abuelo saco un pergamino de uno de los cajones de su escritorio, hace unos días nos llegó esto.

Mire el pergamino y extendí la mano de manera dudosa. Rigel se me adelanto y comenzó a leer el contenido del pergamino.

-¿Es un citatorio?

-Lo sé, ya lo leí. Pero sigue leyendo.

Las expresiones de Rigel se endurecieron.

-Dice que nuestro padre es absuelto de sus culpas y que pide nuestra custodia, ¿qué significa esto?

-Es lo que nosotros queremos saber Rigel.-Dijo acusatoriamente la abuela.

-No sé nada de esto.-se giró hacia mi.- ¿Y tú Lyra? ¿Tienes alguna idea de esto?

Lo mire confundida. Mi abuelo comenzó a analizar mi rostro. Yo ya estaba preparada para esto, esto era un juego de máscaras, mi hermano ya me había advertido de ello.

-Pero... yo creí que nuestro padre estaba muerto.

Nuestra abuela nos miró confusa.

-E-eso es lo que se suponía, pero parece que en el caso real, todo es muy distinto. Verán chicos, su padre sigue vivo y él es...

-¡No! Mis nietos no sabrán quien es ese desgraciado.

-Abuelo, respira te vas a alterar y eso es malo. Recuerda lo que te dijo el sanador.

Rigel se veía realmente preocupado. ¿Yo también debería de estarlo verdad? Soy una insensible.

Comencé a retroceder y salí del despacho del abuelo, corrí hacia mi habitación y me encerré en ella. Se supone que era un león, pero huía de mis emociones como una serpiente.

Me tire sobre mi cama y me quede dormida.

[...]


Ya había amanecido, mi hermano se encontraba parado al costado de mi cama.

-El abuelo ya se ha calmado.-Rigel me miraba con el ceño fruncido.

La Hija de Sylvie BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora