Capitulo 2: Aquello que susurraba

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     Llegue a la hora acordada, y ella ya se encontraba en una mesa esperándome, estaba usando lentes oscuros al igual que yo, me acerque a la mesa sentándome de frente a ella,. Se quitó los lentes y tenía las ojeras tan marcadas que aprecian una sombra al rededor de los ojos, su rostro parecía estar lleno de angustia y preocupación, nunca imaginé verla así.
No     —¡Alex! ¡¿Que demonios fue los que me pasó?!
     —¿Por qué crees que sabría que fue los que nos pasó?
     —¡Mira mi rostro, está horrible!
     —¿Y crees que el mío no? ¡Mira mis ojos! Están igual que los tuyos, a diferencia de ti yo llevo más días que tú despierto y no se me nota tanto.
     —Si es que estamos iguales, supongo que cuando despertaste en el hospital te dijeron lo mismo que a mí.
     —Si, a duras penas logramos cruzar juntos la puerta del hospital y nos caímos al suelo, cubiertos de algo que parecía sangre, son quemaduras en la ropa en la parte del pecho, y una cicatriz en el centro del pecho, estoy igual que tú.
     —Dime ¿Tu también has notado los cambios en tu cuerpo?
     —Mis sentidos se volvieron más sensibles, mi audición mejoró notablemente, mi visión es mucho más aguda...
     —Yo he notado que ir físicamente soy más cierto de los ir solía ser antes, además creo que también crecí, ya que mi ropa me queda más ajustada igual que los zapatos.
     Paro de hablar y se llevó la mano a los ojos.
     —¿Estas bien?
     —Si, descuida, solo me arden los ojos.
     —Lo había olvidado, a mi me pasaba lo mismo.
     Me pare de mi asiento y fui a su lado, saque un pequeño frasco con gotero de mi bolsillo y se lo aplique en los ojos, luego volví a mi lugar.
     —Aplica un par de gotas de estas en cada ojo cada cuatro horas aproximadamente, mi medico me las recomendó, y me funcionan muy bien.
     —¿Dónde puedo comprarlas?
     —Oh no te preocupes, te regalo estas, tengo otro frasco en mi casa, me recomendaron usarlas al menos durante una semana.
     —Michas gracias, pero ¿Que haces para el dolor muscular?
     —Nada de lo que tomé me ayudó con eso, lo siento.
     —otra pregunta ¿Sabías lo que era esa roca brillante?
     —Me dijeron que era algo importante, pero no lo que era realmente.
     —¿Quienes te lo dijeron?
     —Eso no te lo puedo decir, por ahora conformaré con saber que estamos vivos, aunque si, en cierta forma me enviaron por esa roca, no fue coincidencia, lo que si lo fue es el que tú estuvieses ahí en ese preciso momento, en verdad lo siento pero no debías estar ahí, ahora terminé arrastrándose a lo que sea que sea esto.
     —¿Quién demonios eres?
     —Eso no es algo que pueda decir tan fácilmente, aunque soy tan humano como tú, eso te lo aseguro.
     —Espera un momento ¿Que es ese brazalete raro que tienes en tu muñeca? Desde que llegaste no podido dejar de fijarme en él, me da muy mala espina.
     —No se lo que sea, pero desperté con el puesto la primera noche que dormí en mi casa, creo que tiene alguna especie de broche magnético, pero la pantalla no enciende por mas que la presione, si es que a eso se le puede llamar pantalla, tengo una marca en forma de estrella de cuatro puntas debajo de esta cosa, supondre que tú también tienes una.
     —No lo había notado pero si.
     —Quizas se calló mientras dormías, buscalo entre tus sábanas o en el suelo.
     —Quizas lo haga luego, por ahora volveré a mi casa a descansar, estar afuera me es muy agotador, hoy me he tomado unas cinco tazas de café y me sigo sintiendo igual, no lo entiendo.
     —Es mejor que solo tomes agua, no sé si sea tu caso, pero mi metabolismo es un poco más acelerado que antes, me da hambre mucho más rápido, así que me mantengo comiendo cada cuatro horas, deberías hacer lo mismo, con que comas algunas fruta bastará, quizás por eso te sientas tan agotada todo el tiempo.
     —Gracias por todo, me alivia un poco haber podido hablar contigo acerca de lo que pasó.
     —Vete a descansar, yo pagaré tu cuenta, además pediré algo para comer antes de irme.
     —En verdad gracias por todo, nos vemos luego, te llamaré si consigo el brazalete.
     Ordené algo para llevar y lo fui comiendo mientras volvía a mi casa, lo que me dio tiempo para pensar sobre todo lo que ha Ia sucedido, el brazalete no tiene aspecto de ser fabricado por humanos, parece algo más, algo de fuera de este mundo, no parecía ser algún plástico ni ningún metal, jamás había visto algo parecido, su color oscuro me recordaba mucho a la oscuridad única en la roca volcánica, los bordes parecían como si fuese metal sólido que habia sido fundido, pero la parte interior asemejaba más a la obsidiana, casi como si estuviera pulido, pero era blando y normita sonido alguno al ser golpeado, por lo que no es ningún metal, cristal o algún polímero plástico, al igual que el meteorito o lo que sea que haya sido, esto se siente como algo sobrenatural, como si no obedeciera la leyes físicas de este mundo, se sentía como si estuviesen fuera de lugar, como si no debieran estar existir.
     Lo primero que hice al volver fue irme a la cama, no pensaba dormir por el momento, pero mientras pensaba muchas cosas se me venían a la mente, hasta que me quedé dormido, estaba en una especia de trance, lo veía todo negro pero tenía la sensación de estar observando algo, hasta que de pronto empecé a ver una ciudad desde el cielo, parecía ser varias ciudades importantes del mundo, y al mismo tiempo no parecía ninguna, no sabía por qué estaba viendo eso, hasta que el cielo ardió en lamas, la ciudad se partió en dos y de la tierra emergió una criatura de colosal tamaño que atravesaba las nubes con un ensordecedor y espantoso p rugido, tenía incontables extremidades acompañadas de una enorme cabeza de lo que parecía tener una alarga mandíbula acorazada con furiosos ojos carmesí al frente del cráneo, con un par de cuernos parecidos a los de un toro saliendo desde la base de lo que parecía ser su cráneo, subían por los laterales hasta terminar en puntas que sobresalían hacia el frente. Se me heló la samgre tras escuchas el rugido de la bestia con el que separó la tierra ya brío los cielos, mi cuerpo no podía sentir más que el más absoluto y enloquecedor miedo, podía sentir como si mi alma se estremeciera a punto de desgarrarse por la más absoluta agonía, me desvanecía en el vacío mientras gritaba el inenarrable horror de la realidad siendo desgarrada.
     Volví en mi con un enloquecedor y doloroso grito, estaba arrodillado con la cabeza pegada al suelo, cubriéndome las orejas con las manos, pero lo hacía tan fuerte que parecía que me las quería arrancar, lo que cobró más sentido cuando me di cuenta que estas estaban sangrando y de la misma manera lo hacían mis ojos, me dolía la garganta como si hubiera gritado durante horas. Me levante y lo primero que hice fue mirar el brazalete en mi muñeca, al verlo sentía como si algo terrible fuera a suceder, como si mis más profundos instintos se volvieran al caos y la locura, el pánico se apoderó de mi mente y con desesperación arranque esa cosa de mi mano y la arroje  el  a observar la hora y habían pasado menos de diez minutos desde que me quedé dormido, fui corriendo al baño pero vomité en el camino,, lavé mi rostro para tranquilizarme un poco, pero aún podía sentir el horror y desesperación de esa espantosa imagen gritando en mi cabeza, a los pocos minutos recibí una llamada, era Annie quien se escuchaba muy nerviosa y sollozando me dijo.
     —¡P...por favor—Annie hace una pausa y toma un respiro—¡Dime qué no estoy loca, dime qué no fui la única en verlo!
     Al oír su voz yo también empecé a llorar y entre sollozos le dije.
     —No pensé decirlo nunca, pero no sabes cuánto me alegra oír tu voz.
     —Encontre el brazalete debajo de mi almohada, era similar al tuyo, cuando me lo puse empezó a brillar con una tenue luz blanca, cuando lo toque fue cuando empezó todo, lo vi...¡Yo lo vi!... Fue horrible, espantoso.... Desesperanzador.
     Después de decir eso ella empezó a llorar como si de un niño pequeño se tratase, aunque yo no estaba muy lejos de lo mismo, decidí colgar la llamada pa intentar respirar un poco, pero mi ritmo cardiaco era tan acelerado que parecía imposible que pudiera calmarme. Al no poder lograrlo me sentí frustrado y arroje lejos mi celular, seguía ahogándome en llantos de desesperación, empecé a caminar de un lado a otro por toda la habitación con la manos en la cabeza halandome los pelos, llorando y pidiendo desesperadamente que ese tortuoso ruido se detuviera, seguía caminando sin rumbo por la habitación hasta que por momentos se detuvo, y por unos instantes pude pensar con claridad, fue entonces que me di cuenta que había pisado el brazalete con mi pie descalzo, lo tome en mis manos y el ruido continuo como si estuviera martillando un clavo ardiente directamente en mi cerebro, estaba sucumbiendo ante la locura, la sensación era más fuerte que antes, solo quería arrojar esa cosa por la ventana y luego hacer lo mismo conmigo, y tal vez solo así pararía.
     El brazalete me estaba susurrando, más que palabras era como si estuviera transmitiendome una emoción, empecé a sentir un desesperanzador miedo irracional y quería soltar el brazalete, pero de alguna manera sabía que si lo hacía sería peor.
     Y como mi último acto de cordura, decidí colocarlo en mi mano, después de todo no podía ser peor de lo que ya era, y de repente de un momento a otro mi mente fue aclarada, sentí calma, y sin darme cuenta había perdido la conciencia. Desperté en mi cama acostado boca arriba con los brazos y las piernas extendidos de lado al lado de la cama, aún podía sentir las lágrimas en mi cara secándose con el frió de la habitación, no podía pensar en nada y estuve por varios minutos viendo el techo, en un especie de trance, hasta que el sonido del timbre de mi puerta me hizo entrar en razón, con más calma que amtes me levanté y fui a abrir la puerta, era mi vecino del frente.
     —Buenas noches Alex, disculpa las molestias pero escuche golpes y gritos a través de la pared, se podía oír claramente en mi dormitorio.
    —Oh disculpe, no tenía que preocuparse, solo me di un golpe con la mesa.
     —Además llevo un buen rato tocando el timbre, ya me estaba empezando a preocupar.
     —Lo siento por eso, es que tenía puesto audífonos, en verdad lamento que lo haya molestado con el ruido a estas horas.
     —Oh no, al contrario, sabes que siempre que necesites algo, puedes hablar conmigo, alguien de mi edad no tiene mucho que hacer, así que siempre viene bien hablar con alguien.
     —Nuevamente gracias por preocuparse, que tenga buenas noches.
     Cerré la puerta tras de mi, me recosté de espaldas a la puerta y por un momento me puse pensar en lo que había pasado, mi mente se había aclarado, nunca habia visto tan claramente, en mi rostro podía sentía las lágrimas aún húmedas, secándose con el frió de la habitación, las únicas emociones en cabeza era una inquietante tranquilidad y la incertidumbre de no saber lo que había sucedido. Aún tenía puesto el brazalete después de todo, observándolo bien, parecía como si estuviese hecho en distintas piezas conectadas, tenía la dureza y el aspecto de hierro fundido. Con algo de miedo decidí quitármelo, no sucedió nada, intenté abrirlo o desarmarlo, lo que sucediera primero, intenté por varios minutos de muchas formas, pero nada sucedía, lo dejé en una mesa junto a varias herramientas que había usado sin éxito, fui a buscar mi celular cuando escuché un fuerte crujido atrás de mi, donde se encontraba esa cosa, volteé a verlo y había una ligera luz roja parpadeando lentamente entre las grietas, cuando intenté tomarlo mi mente se quedó en blanco. Cuando logré recuperar o conciencia tuve una extraña sensación, sabía que aún me encontraba en mi habitación, pero a donde sea que veía, todo era del mismo color uniforme, un blanco vacío inundaba mi mente.
     Estaba empezando a caer en la desesperación hasta que escuché una voz en el vacío, parecía amigable, pero sus palabras me generaron preguntas que me dejaron angustiado.
     —Nos volvemos a encontrar ... Cazador.

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⏰ Última actualización: Aug 31 ⏰

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