Desde que tenía sentido de razón el siempre estaba a mi lado, Stefan. No estaba segura de cómo fue que apareció en mi vida o del como éramos tan cercarnos pero era feliz con ello. No había lugar al que no fuera sin el detrás, no había cosa que no hiciera sin el estar involucrado, incluso si era para ir al baño, el siempre estaba afuera de la puerta esperando por mi. Stefan se había convertido en mi centro de atención y yo en el de el o al menos así fue por un tiempo. . .
Como era de costumbre, Stefan y yo nos encontrábamos debajo de unas palmeras, sentados en la arena mientras lo escuchaba tocar la guitarra. Solíamos pasar las tardes en la parte trasera de mi casa para ver el atardecer. Ya que vivíamos en un pequeño pueblo en la costa, los mejores atardeceres se veían allí. Entre las palmeras, la arena y el liguero canto de las olas al chocar con la orilla; era casi imposible no decir que era todo perfecto. Incluyéndolo a el, los mechones rubios cubriendo ligeramente sus ojos, su piel clara haciendo resaltar sus apenas notables pecas, su cuerpo bien formado y su ágil talento para tocar la guitarra, era perfecto. No podía recordar en qué momento exacto comencé a ver cada detalle de Stefan, en que momento comencé a sentir caracoles en el estómago cada que estaba a su lado. Pero de lo que sí estaba segura era de que no iba a permitir que nada ni nadie se lo llevara de mi lado o al menos eso pensaba.
"¿Tan bien toque hoy?" Soltó al aire Stefan dejando una pequeña risa detrás mientras clavaba sus oscuros ojos en mi haciéndome despertar de mis pensamientos.
"¿Huh? Oh si" Cambie rápidamente la mirada a otra parte sintiendo mis mejillas alder.
"¿En que tanto piensas? Te noto un poco distraída hoy" Comentó alzando un poco la ceja expresando preocupación.
"¡Nada! Por que a de sucederme algo, solo que tocas tan bien que mi mente se pone en blanco." Solté luego de una pequeña risa intentando esconder mis nervios, se estaba volviendo un poco insoportable sentir tantos caracoles en el estómago por cualquier cosa.
"Bueno si tú lo dices. . . Estaba pensando que ya casi es tu cumpleaños—"
Desde muy pequeños siempre fuimos grandes fanáticos de la música, Stefan aprendió a tocar un poco la guitarra y yo anhelaba con aprender a tocar el piano. Soñábamos con algún día poder entrar a tomar clases particulares de música y algún día tener nuestra propia y pequeña banda musical. Stefan era mayor que yo por tres años, el ya podía entrar a las clases pero decidió no hacerlo con tal de esperarme. Ya solo era cuestión de meses con tal de que cumpliera los 16 y podríamos inscribirnos. Era mi mayor deseo, poder tocar junto a él algún día, solos el y yo en pleno escenario mientras nuestras miradas se cruzarían.
"Iremos a inscribirnos en las clases de música ¿Cierto?" Interrumpí rápidamente con una sonrisa en el rostro.
"No pensé que estarías tan emocionada, pensé que ya te habías olvidado." Contesto.
"Estas bromeando, es mi mayor deseo que al fin tengamos nuestra banda."
"No estoy seguro si se le puede llamar banda a solo dos personas." Comentó entre risas.
"No importa, somos mejores y no necesitamos a alguien ma—"
Fui interrumpida por un grito de mi madre mencionando mi nombre haciéndonos perder de nuestra conversación. Ambos nos pusimos de pie y nos dirigimos al interior de la casa en busca de alguna respuesta cuando nos topamos con unos largos y rizados mechones de cabellos cobrizos. Jamás imaginé que aquel día todo lo que conocía por perfecto se dañaría solo por aquella presencia. Aquel delicado y moreno cuerpo acompañado de su gran melena cobriza y sus grandes y oscuros ojos. Como iba a pensar que aquella linda chica se volvería la causante de la derrumba de todos mis sueños.
"Oh Marisol aquí estas, saluda a tu prima. . . Leila" Comentó mi madre con una sonrisa en el rostro mientras ayudaba a la chica quien se decía mencionar como mi prima a cargar su equipaje hasta la sala. Me había quedado hipnotizada con su belleza y por lo que veía no había sido la única.
"Permítame, me llamo Stefan." Se presentó apresurándose donde la recién llegada y quitándole sus bolsos para el cargarlos.
Un estrujón en mi estómago se hizo presente, uno de muchos. Aquel ser desconocido había robado la atención de mi chico y eso no me agradaba. Su belleza era impecable ¿Acaso Stefan también había quedado hipnotizado? ¿Por que nadie me aviso que vendría? Más importante aún ¿Por que lleva tantos bolsos? ¿Por que está aquí? Tantas preguntas bombardearon mi mente en microsegundos y pocas respuestas.
"Marisol ven y ayúdanos, no te quedes ahí parada." Soltó mi madre con un suspiro detrás.
Es que acaso nadie pensaba darme una explicación. Me apresuré a ayudar con todo el equipaje mientras veía las sonrisas lanzadas de parte de Stefan y la nueva chica, Leila. Era insoportable ver como me había vuelto prácticamente invisible entre ambos, casi como si ya se conocieran desde antes.
"Se que esto puede ser un poco inesperado pero Leila estará viviendo con nosotros un tiempo. Así que ustedes estarán a cargo de enseñarle todo y cuidarla. Cuento con ustedes." Comentó mi madre mientras que cenábamos haciendo que casi me ahogara con mi propia saliva. Como íbamos a vivir con una extraña, apenas me había enterado que todo este tiempo tenía una prima y por que Stefan estaba tan al pendiente de ella. Incluso se había sentado a su lado para cenar, era insoportable.
"Claro señora, me encargaré de que Leila conozca tan bien el pueblo como si hubiera vivido aquí siempre." Comento Stefan con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro.
"¿Mamá y en donde se quedará Leila? Apenas tenemos espacio." Comente intentando ignorar lo que pasaba a mi lado.
Cierto la casa era muy cómoda para nosotros pero no era la casa más grande. Solo teníamos tres habitaciones y no pensaba dormir en la sala solo por una invitada que quien sabe por cuánto tiempo se quedará.
"Cierto, Leila espero no sea un problema compartir la habitación con Marisol. Espero que amabas puedan conocerse mejor con el paso de los días. Tu madre y yo siempre peleábamos de pequeñas." Soltó entre risas mi madre sin ninguna importancia.
"Claro que no tía, nos llevaremos muy bien ¿Cierto, Marisol?"
Soltó Leila con una sonrisa en el rostro. Hasta sus dientes eran lindos, no podía describir lo que estaba sintiendo en ese momento. Quizás en otra ocasión habría sentido felicidad al saber que tengo una prima y podríamos ser como uña y carne pero no en este momento, cuando aquel ser se estaba robando toda la atención de Stefan, mi Stefan y así continuaría por más de lo que pensé. . .Capítulo 2. . .
ESTÁS LEYENDO
Espectro de Caracoles
Random"¿Acaso tendrán razón? ¿Estaré siendo devorada por un fantasma? No, los fantasmas no existen. . . ¿Cierto?" Marisol, una adolescente que está perdidamente enamorada de su mejor amigo se da por vencida luego de que este le confesara su amor por a...