"¡Ken, no pongas esa cara tan seria!", le dijo Fang a su novio al atardecer, después de volver del trabajo juntos. Fang ya llevaba más de un año de vuelta en Bangkok, cediendo a las insistentes súplicas de Ken. Él le había rogado durante tres meses hasta que Fang habló con Pruph y decidió regresar. Además, a Fang también le hacía ilusión estar cerca de Ken. La casa en Pai la habían alquilado y Pruph se había mudado con Cha.
Los padres de Ken les habían construido una casa a él y a Fang en el mismo terreno. Ken también abrió una pequeña cafetería y pastelería para Fang, debajo de la oficina de su empresa, en lugar de la tienda que había cerrado. Al principio, Fang se había negado porque no quería que nadie pensara que se estaba aprovechando de Ken, pero él le propuso que pagara la renta anualmente y que fuera pagando la inversión en la tienda poco a poco. Lo que Fang no sabía era que Ken guardaba el dinero que él le daba en una cuenta para emergencias.
"¿Quieres que sonría cuando veo a otros coqueteando con mi mujer?", preguntó Ken con irritación, mientras se quitaba la corbata. Fang se acercó y se la desabrochó con cuidado. Ken se quedó quieto mientras él le quitaba la corbata, pero su rostro seguía fruncido.
"Es solo un cliente, no está coqueteando", respondió Fang, abrazando a Ken con cariño. Cada vez que Ken se enfadaba por el trabajo o por cualquier otra cosa, los abrazos de Fang lo calmaban. Ken lo rodeó con el brazo, acercándolos aún más.
"Pero cada vez que reviso las cámaras, veo que ese tipo viene a la tienda todos los días, a pesar de que hay una cafetería debajo de la oficina de su padre", dijo Ken. El tipo al que se refería era el hijo del dueño de la empresa de enfrente, que acababa de graduarse en el extranjero y había regresado a Tailandia.
"Pero cada vez que reviso las cámaras, veo que ese tipo viene a la tienda todos los días, ¡a pesar de que su papá tiene una cafetería justo debajo de su oficina!", dijo Ken. El "tipo" al que se refería Ken era el hijo del dueño de la empresa rival, quien acababa de graduarse en el extranjero y había regresado a Tailandia. Ken lo había visto gracias a las cámaras de seguridad que Fang tenía en su tienda y que él podía ver desde su computadora portátil en su oficina.
"¿Será que la tienda de Fang es más rica que la del edificio de la empresa de su papá?", dijo Fang en tono de broma para aliviar la tensión.
"Fang", Ken llamó a su amor con voz tranquila. Fang se acercó y le acarició la barbilla con cariño.
"No me hables así, además, Khun Jet no viene todos los días como dices, Ken", dijo Fang con voz dulce.
"Mira la forma en que te mira, Fang. Tú sabes que está coqueteando contigo, ¿verdad?", preguntó Ken. Fang sonrió levemente.
"Bueno, la esposa de Ken es tan linda que es normal que le coqueteen", dijo Fang en tono de broma. Ken se puso tenso de inmediato y abrazó a Fang con fuerza.
"Fang, me estás enojando", dijo Ken con voz tranquila. Fang rió entre dientes y rodeó el cuello de Ken con sus brazos, atrayéndolo hacia él. Ken cedió y Fang lo besó primero. Aunque estaba molesto, Ken respondió al beso de su amado. Fang deslizó su pequeña lengua y se enredó en la punta de la lengua de su amado con cariño. Ken respondió con un beso apasionado; sus manos fuertes se deslizaron hacia la cintura de Fang y la apretaron con fuerza.
"Mmm, uhm", un dulce gemido escapó de la garganta de Fang. Ken continuó besándolo para desahogar su frustración. Fang dejó que su amado se desahogara hasta que se sintió satisfecho. Luego, Ken se separó lentamente del beso. Fang miró a su amado con ojos llenos de amor y le acarició la mejilla con su mano.
