El banco de ideas de Richard Golweight

Puse mis manos en el quemador

Yo la ví, después de tantos años, estaba a mi alcance. La podía palpar con las manos, cada detalle, cada pedacito lo podía encontrar con tan solo pasar las yemas de los dedos de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, todo, aún después de tanto, parecía tan inmediato.
En una cama que yo podía pagar, con los lujos asquerosos que me sobraban, con ropa que nunca imaginé usar. La brecha estre mi asquerosa y pasada ruindad, se extendía con la imagen que tenía en frente. Todo ese sufrir, todo ese pesar, me temblaban las manos de tan solo imaginar "estoy aquí". Creo que tuve la erección más fuerte de mi vida, fue como poner las manos en el fuego.
Cuando pienso en ello, el joven vulnerable y desamparado que alguna vez fui, algunos de esos recuerdos me causan malestar, un malestar terrible. Ya no importaba más esas memorias intrusivas, esos ataques de vergüenza, esas memorias que veo lejos. "Quiero ser alguien grande" siempre pensé, ahora lo era, todo el mundo se me hacía pequeño, como si pudiera sostenerlo con mi mano... Sostenerlo entre mis manos, como está niña. Sentía que me cabía entre mis manos, sus senos, su cara de adolescente, ese cuerpo que empezaba a formarse pero seguía siendo el de alguien puro y lleno de impunidad. Estaba yo en la habitación, con sus senos en mis manos congelado de repente, yo quería llorar en ese tragico momento. Se me callo la ilusión, como si se me callera la cara de la cabeza, estaba paralizado, viendo a través de esos ojos inocentes el mismo asco que yo reconocía en mi mirada. Parte de mi éxito fue tal vez el terrible asco de persona que soy, esa repugnancia que cubre mi entidad como capas de mugre... Que maldito asco. ¿Quería de ella lo que estoy haciendo?
¿Sentirme mejor, haciendo lo que más jamás deteste?.
Ella era un ángel, un pobrecito angel que no merecía estar ahí, ella tenía 14 años, 14 años, quería arrancarme los ojos por qué no podía dejar de verla, era algo que escapaba del permiso que me otorgaba mi cuerpo. En esa cama lujosa, se hacia más presente mi imagen, de un chico que es hoy es la mierda que es por culpa de lo que estoy apunto de hacer. Ella con esa mirada, parecía juzgarme, y no le reprochó nada. Estaba ya casi desnuda por completo, no había nada que defendiera la escena, eran mis últimas gotas de decencia derramándose por mis manos cerdas.
Ya nada importaba... Ya nada volvería a ser lo mismo... No podría... No podría vivir en esta condición jamás, ni aunque tuviera todo lo tengo, lo que tendré, jamás, jamás podría vivir de nuevo así.
Después de eso la mate. Trate de poner el arma sobre mi cabeza, pero ella me detuvo, me tomo por el brazo y me quiso arrebatar el arma, ella comenzó a llorar, yo estaba decido a hacerlo, estaba quebrado, roto, sin ninguna pizca de salvación. Ella me empezo golpear y arañar y yo no solté el agarre sobre mi arma, estaba frenético, enfadado, con la visión nublada, y tan seguro de lo que iba a hacer, que decidid matarla. Puse el arma frente a ella, entre ceja y ceja, y antes de que pudiera hacer nada, jale del gatillo, los adentros de su cabeza salieron volando por la habitación. De a poco su cuerpo se balanceo, y azotó contrael suelo. Volví a poner el arma sobre mi cabeza, no pare a pensar en lo que había hecho, ella sería igual a mi, dañada, una persona de mierda. No me atreví a ver su cadáver, no tenía ese valor, curiosamente si lo tenía para disparar esa arma, para terminar lo que nunca debió de comenzar, ese momento que arruinó todo, ese momento donde todo empezó, o más bien, termino.
Me queda dispararme en la cabeza, para saber si aún siendo un monstruo; sigo sangrando.

"I became in what i hate most, anaway, it wasn't never enough, i could never think about it, so i decide, take it over like wasn't off, tell myself that's not my foult, then i cry.
I relly tried to make it out my life out age, but just didn't made.
So i put the gun turn to me, so i guess i will see, if anaways i still bleed".