Sombras del Maná

Prólogo

"La verdadera magia no siempre brilla a la vista, sino en el corazón del que la lleva." Las palabras de mi padre, susurradas con calma antes de la tormenta, han resonado en mi mente desde el día en que él y mi madre partieron para nunca regresar. Como figuras legendarias del consejo de magos más poderosos de la nación, no solo eran admirados por su liderazgo, sino también venerados como comandantes de escuadrones que defendían nuestro mundo de las amenazas más oscuras.

Su ausencia creó un vacío tan vasto que ni el maná ni el poder podrían llenar. A mi hermano Tomás y a mí nos tocó aferrarnos a lo poco que teníamos y luchar por sobrevivir, convirtiéndonos en huérfanos en la Academia para Primogénitos del Maná. La imponente fortaleza de piedra y magia, que prometía ser un refugio seguro, pronto se transformó en un constante recordatorio de nuestras pérdidas y en un terreno de pruebas implacable para nuestro crecimiento personal.

Este año marca un nuevo desafío: la llegada de nuestro primer artefacto catalizador mágico y la participación en torneos y misiones que se imponen. Aunque la posibilidad de huir es una fantasía distante, la sensación de estar atrapado aquí persiste. La academia no es una prisión, sino un escenario donde el temor de ser solo una sombra, especialmente la de mi hermano, se manifiesta con fuerza. Tomás, con su habilidad innata para la magia, se destaca sin necesidad de catalizadores, mientras que cada día en este lugar subraya mi propia distancia de ese nivel de maestría, revelando mis limitaciones de manera implacable.

Ojalá mi padre hubiera tenido razón al recitar esas palabras, pero el eco de su promesa se convierte en una amarga realidad. La magia que debía brotar de mi corazón y brillar a través de lo que veo parece ausente. Con cada día que pasa, la esperanza de descubrir un poder oculto se desvanece lentamente, dejando solo una sensación de vacío. La realidad se impone con crudeza: la magia que buscaba, aquella que debía ser una chispa interna de fuerza y luz, no se revela en mi interior. Tal vez, simplemente, no está allí. Y con cada amanecer, el anhelo de ser más que una sombra en el vasto escenario de la magia se siente cada vez más distante.