02| Baile en Corazones

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02| Baile en corazones


E

l gran salón deslumbraba con elegancia, adornado con cortinas de terciopelo rojo oscuro que caían en cascadas desde el techo. La luz de las lámparas de cristal iluminaba el espacio, creando destellos dorados en el suelo de mármol blanco y negro. A lo largo de las paredes, espejos dorados reflejaban la opulencia del lugar, mientras que en el centro, una mesa decorada con rosas frescas y candelabros ofrecía manjares exquisitos.


A pesar del esplendor, no podía dejar de pensar en lo incómodo que estaba el vestido que mi madre había elegido para mí. Cada movimiento que hacía me recordaba cuán atrapada me sentía dentro de esta tela de seda roja carmesí y los tacones no ayudaban en absoluto.

El murmullo constante del salón, acompañado por la música que flotaba en el aire, hacía que mi cabeza empezara a palpitar con una mezcla de ansiedad y frustración.

Me esforzaba por mantener la compostura, disimulando la incomodidad que sentía con cada paso en esos malditos tacones, cuando de repente, la voz aguda y cargada de condescendencia de la Duquesa se hizo presente.

-¡Ah, Ruby! Qué sorpresa verte aquí tan... pronto- dijo con una sonrisa que no alcanzaba a sus ojos, mientras sus dedos enguantados se cerraban sobre mi brazo con una familiaridad que me incomodaba.

La Duquesa era conocida por sus modales refinados, pero su lengua afilada había causado más de una herida en la corte.

-¡Duquesa!- respondí, forzando una sonrisa que sentí tan falsa como la preocupación en su voz.

-Qué vestido tan... llamativo. Aunque, ¿no crees que es demasiado para una ocasión tan formal? Después de todo, este no es un simple té con las damas- comentó, sus ojos recorriendo mi vestido de seda roja carmesí, casi como si quisiera encontrar algún defecto que criticar.

-Es lo que mi madre eligió para mí- respondí, sin poder evitar que mi voz sonara un poco defensiva.

-Ah, claro, siempre tan obediente- murmuró con desdén, casi para sí misma, pero lo suficientemente alto como para que yo lo escuchara.

Antes de que pudiera responder, la Duquesa soltó mi brazo con un apretón final, como si ya hubiera dicho todo lo que necesitaba decir.

-Bueno, querida, disfruta del baile. Estoy segura de que será... interesante- añadió con una sonrisa forzada antes de alejarse.

Observé cómo se desvanecía entre la multitud, dejando tras de sí un rastro de su perfume empalagoso.

-No dejas de atraer a la mejor compañía, ¿eh, Ruby?- Tarrant apareció a mi lado, con su característica sonrisa ladeada y un destello travieso en sus ojos.

Suspiré, sintiendo cómo la tensión en mis hombros se relajaba un poco ante su presencia.

-No es divertido en absoluto- ataqué, dejando escapar una risa, -¿Me veo tan ridícula como me siento?-

Tarrant sacudió la cabeza.

-Te ves deslumbrante, Ruby-

-Pues, yo me siento envuelta en papel de regalo- Tarrant rió y me ofreció una taza de té que rechacé con un gesto de mano.

-¿Qué tal si nos escapamos de aquí y dejamos que la Duquesa critique a alguien más?- sugirió en voz baja, su tono conspirador, como si estuviéramos planeando un escape de la prisión más segura del reino.

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⏰ Última actualización: Sep 13 ⏰

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