Bienvenidos a Las Vegas

4 0 0
                                    

Las luces de Las Vegas brillaban con una intensidad que parecía desafiar la oscuridad misma. Sofia, una joven de cabello oscuro y ojos brillantes, caminaba con determinación junto a sus amigas por el bullicioso Strip, el corazón palpitante de la ciudad. A su alrededor, los neones destellaban, anunciando casinos, espectáculos deslumbrantes y una promesa constante de noches inolvidables. El aire estaba cargado de emoción, y las risas y gritos de otros grupos de turistas resonaban mientas recorrían la famosa avenida.

Las chicas habían planeado este viaje durante meses ansiosas por celebrar la despedida de soltera de Daniela, una de las mejores amigas de Sofía. 

Para todas ellas Las Vegas representaba la libertad, el desenfreno y la oportunidad de olvidarse de sus vidas cotidianas, al menos por un fin de semana. Sofía, sin embargo, tenía sentimientos encontrados. Estaba feliz por Daniela, quien había encontrado al amor de su vida y estaba a punto de casarse, pero no podía evitar sentir una punzada de tristeza al pensar en su propia soltería. Era la ultima de sus amigas en estar sin pareja, y aunque intentaba no preocuparse por ello, la presión comenzaba a afectarla.

A medida que caminaban, el grupo de amigas atraía la atención de muchos, con sus vestidos elegantes, tacones altos y risas contagiosas. No pasaban desapercibidas. La energía que irradiaban era palpable, y varios hombres las miraban con interés mientras se abrían paso entre la multitud. Daniela, la futura novia, lideraba el grupo con una corona de plástico y una banda que anunciaba su próximo matrimonio. Sofía, a pesar de sus dudas, decidió que esa noche no se preocuparía por nada más que disfrutar el momento.

- ¡Vamos a hacer que esta noche sea inolvidable! – gritó Daniela mientras las chicas se dirigían hacia uno de los clubes mas exclusivos de la ciudad.

El club que habían elegido para la gran noche estaba ubicado en la cima de uno de los hoteles más lujosos de La Vegas, ofreciendo vistas panorámicas de la ciudad. Las luces de la Strip se extendían como un tapiz de estrellas bajo ellas, y la música que retumbaba desde el interior del club se mezclaba con el zumbido constante de la ciudad.

Al entrar, fueron recibidas por una explosión de luces y sonidos. La pista de baile estaba llena de gente, moviéndose al ritmo de la música electrónica que hacia vibrar el suelo. El ambiente era eléctrico, y Sofia sintió un renovado entusiasmo de dejarse llevar por la atmosfera. Se prometió a sí misma que disfrutaría cada segundo, que dejaría de lado sus preocupaciones y se sumergiría en la experiencia.

- ¡Chicas, a la pista de baile! – exclamó Daniela, arrastrando a Sofía y al resto del grupo hacia el centro del club.

Sin embargo, Sofía se detuvo en el bar antes de unirse a ellas. Necesitaba una bebida para calmar sus nervios y despejar su mente. Pidió un mojito y, mientras esperaba que el barman lo preparara, se encontró mirando a su alrededor, observando a la gente que la rodeaba. Fue entonces cundo sus ojos se posaron en un grupo de hombres al otro lado del club, cerca de la pista de baile.

Entre ellos, un hombre en particular captó su atención. Alto, de cabello castaño ligeramente desordenado y una sonrisa despreocupada, tenia un magnetismo que hacia que las miradas se posaran naturalmente en él. Sus ojos brillaban con diversión. A pesar del ruido y la multitud, Sofía sintió que el tiempo se detenía cuando sus miradas se cruzaron.

Luca, por su parte, había viajado a Las Vegas desde Italia para celebrar la despedida de soltero de su hermano mayor, Marco. La relación entre ellos era cercana, y Luca estaba emocionado por compartir ese momento especial con su familia y amigos. Habían planeado la noche para ser una celebración épica, llena de diversión y sin preocupaciones. Sin embargo, cuando vio a Sofía del otro lado del club, todo lo demás pareció desvanecerse. Había algo en ella, en la manera en que se movía y en la chispa en sus ojos, que lo intrigó profundamente.

Sin pensarlo dos veces, Luca se disculpó con su grupo y comenzó a abrirse paso entre la multitud hacia donde se encontraba Sofía. Había conocido muchas mujeres en su vida, pero ninguna había captado su atención de esa manera tan inmediata. Había algo diferente en ella, algo que lo hacia querer acercarse a conocerla.

- Ciao, -dijo Luca cuando finalmente llego a su lado, con su acento italiano acentuando cada palabra -. ¿Puedo invitarte un trago?

Sofía, sorprendida por la repentina aparición de Luca, lo miro con una mezcla de curiosidad y diversión. No estaba acostumbrada a que los hombres se le acercaran de manera tan directa, y menos uno tan guapo como él. Sin embargo, algo en la manera en que la miraba, en su sonrisa, la hizo sentirse cómoda, como si ya lo conociera.

- Claro, -respondió finalmente, devolviéndole la sonrisa-. ¿Por qué no?

Luca pidió un par de bebidas y mientras esperaban, comenzaron a charlar. La conversación fluyó con facilidad, sin intensiones ni silencios incomodos. Hablaron de sus vidas, de lo que los había llevado a Las Vegas, y de lo que esperaban de la noche. Sofía se sintió cada vez mas relajada, olvidando sus preocupaciones y permitiéndose disfrutar del momento. Luca era encantador, y su sentido del humor la hacía reír a carcajadas.

A medida que la noche avanzaba, Sofía y Luca se perdieron en su propia burbuja, ajenos a lo que ocurría a su alrededor. La pista de baile estaba repleta, pero ellos permanecieron cerca del bar, conversando y conociéndose. Cada vez que Luca la hacía reír, él mismo se reía, disfrutando de la forma en que su risa iluminaba su rostro.

Después de un rato, Luca la invitó a bailar. Tomó su mano y la guio hacia la pista, donde se unieron al ritmo vibrante de la música. Bailaron juntos, sus cuerpos moviéndose en perfecta sintonía, como si hubieran bailado juntos toda su vida. Cada vez que él la tomaba por cintura, Sofía sentía un cosquilleo recorrer su cuerpo, una sensación de emoción y anticipación que no había experimentado en mucho tiempo.

La música subió de intensidad, y el club se llenó aún mas de energía. Sofía, perdida en el momento, se dio cuenta de que no podía recordar la última vez que se había sentido tan viva, tan libre. Luca la hacia olvidar todo lo demás, y en esa pista de baile, no había nada más que ellos dos.

- Eres una bailarina increíble, -susurró Luca en su oído, acercándose más a ella.

Sofía sonrió, sintiendo un calor agradable en su pecho. -Tú tampoco lo hace mal.

Se miraron a los ojos, y por un momento, el mundo exterior desapareció por completo. En ese instante, Sofía sintió una conexión con Luca que no podía explicar, una sensación de que, de alguna manera estaban destinados a encontrarse en esa ciudad, en esa noche.

Mientras el club seguía vibrando con la música y las luces, Sofía y Luca se acercaron aún más, moviéndose al compás de la música y de sus propios corazones. Era como si todo lo que había sucedido en sus vidas los hubiera llevado a ese preciso momento, y ninguno de los dos quería que terminara. 

Boda en Las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora