𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗜 : 𝗘𝗹 𝗲𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗿𝗼.
Yuna siempre había sido una chica dedicada a sus estudios. Sus días se dividían entre clases, la biblioteca y las largas caminatas de regreso a casa, donde pasaba las tardes encerrada en su habitación revisando apuntes. Era conocida en la escuela como la chica estudiosa y linda, con sus ojos color miel y su cabello castaño cayendo en suaves ondas sobre sus hombros. Siempre tenía una sonrisa para todos, pero su mundo estaba centrado en un solo objetivo: entrar a una universidad de prestigio.
Manjiro Sano, mejor conocido como "Mikey" o "El invencible Mikey", por otro lado, era todo lo contrario. A sus dieciseis años, había dejado la escuela hacía tiempo y había encontrado un lugar en las calles, liderando una pequeña pandilla que se movía en las sombras del barrio, conocida como Tokyo Manji Gang, "ToMan" abreviado. Su mirada, oscura y desafiante, hacía que muchos le temieran. Sus días eran un ir y venir de problemas, y su nombre era susurrado con respeto y miedo en las esquinas más peligrosas de la ciudad.
Una tarde, el destino decidió cruzar sus caminos. Yuna había pasado más tiempo del usual en la biblioteca y, para ahorrar tiempo, tomó un atajo por un parque que no solía frecuentar. El sol estaba comenzando a ocultarse, tiñendo el cielo de un naranja intenso, y las sombras se alargaban sobre el asfalto. Al girar una esquina, vio un grupo de chicos apoyados contra sus motocicletas, riendo y hablando en voz alta. Reconoció a algunos de ellos de vista, pero fue Mikey quien capturó su atención.
Sano, que estaba encendiendo un cigarrillo, levantó la vista justo cuando Yuna pasó por delante de ellos. Sus ojos se encontraron, y por un momento, todo pareció detenerse. No era común ver a una chica como ella en esos lugares, y menos que lo mirara directamente a los ojos sin apartar la vista.
—¿Te perdiste, muñeca? —preguntó uno de los chicos del grupo, con una sonrisa burlona.
Yuna sintió cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza, pero no dejó que el miedo la dominara. Sabía que lo mejor era no mostrarse intimidada.
—No, sólo estoy de paso —respondió con firmeza, aunque su voz temblaba ligeramente.
Manjiro, que había estado observando la escena en silencio, dio un paso hacia adelante, apartando al chico que había hablado.
—Déjala en paz, Haitani —ordenó con un tono serio. Luego, sus ojos volvieron a posarse en Yuna—. No es lugar para una chica como tú.
Yuna lo miró con desafío, tratando de ocultar su nerviosismo.
—Sé cuidarme sola —replicó, sorprendiendo a todos, incluido a Mikey. No era la típica respuesta que esperaba de alguien como ella.
El de cabellos rubios cenizo arqueó una ceja, intrigado. Las chicas que pasaban por allí solían bajar la cabeza y apresurarse, pero esta chica... ella era diferente. Sintió una extraña admiración por su valentía.
—¿Ah, sí? —dijo con una leve sonrisa en los labios—. Entonces demuéstralo. ¿Qué hace una chica estudiosa caminando por aquí?
Yuna, que se había detenido por completo frente a él, lo miró directamente a los ojos, sintiendo que debía mantenerse firme.
—Vengo de la biblioteca —dijo, señalando el par de libros que llevaba en la mano—. No me gustan los caminos fáciles, así que tomé un atajo.
Mikey rió suavemente. No estaba acostumbrado a que le hablaran de esa manera, y mucho menos una chica que claramente venía de un mundo tan diferente al suyo.
—Interesante —comentó, mientras apagaba el cigarrillo bajo su bota—. Pero ten cuidado. Aquí, los atajos pueden meterte en problemas.
Yuna sintió un escalofrío, pero no desvió la mirada.
—Gracias por el consejo —respondió con un tono más suave—. Pero no creo que sea tan fácil meterme en problemas.
El chico la observó por un largo segundo, como si intentara descifrar quién era realmente esa chica que se atrevía a hablarle de igual a igual. Finalmente, asintió, como si aprobara su respuesta.
—Nos veremos, chica estudiosa —dijo, dando un paso atrás y dejándola pasar.
Yuna asintió ligeramente, sintiendo una mezcla de alivio y curiosidad mientras retomaba su camino, consciente de que la mirada de aquel jóven seguía clavada en su espalda.
Mientras se alejaba, no pudo evitar sentir que algo había cambiado en ese instante. Quizás fue el tono de su voz, o la forma en que la había mirado, pero sabía que ese encuentro no era uno más. Por su parte, Manjiro la siguió con la mirada hasta que desapareció de su vista, preguntándose qué era lo que había en esa chica que lo había desafiado sin miedo.
Esa noche, ambos se encontraron pensando en el otro, sin saber que ese breve intercambio sería el inicio de algo que ninguno de los dos podía prever.
Cr : A su débido autor.
—💤 : Está es mi primera historia, me gustaría saber que opinan, además, decidí ponerle un nombre a la t/n para no sentirla tan vacía, adióss<3.
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Amor prohibido;; Mikey y Tú.
Любовные романыYuna siempre había sido una chica dedicada a sus estudios. Era conocida en la escuela como la chica estudiosa y linda. Manjiro Sano, mejor conocido como "Mikey" o "El invencible Mikey", por otro lado, era todo lo contrario.