Yo En Danmachi Como Flash (Ezra Miller)

"Capitulo 4"

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Barry se despertó con la luz del sol filtrándose por las ventanas de su modesta habitación en una posada de Orario. Desde su llegada a este mundo, cada día había sido una mezcla de sorpresas y desafíos. Con cada amanecer, su curiosidad crecía, llevándolo a explorar cada rincón de la ciudad y a descubrir más sobre este extraño lugar lleno de dioses, aventureros y misterios que no terminaban de encajar con lo que él recordaba de su vida pasada.

Mientras se lavaba la cara con agua fría, Barry se miró en el espejo y se prometió a sí mismo que hoy sería un día para aprender más, para entender mejor cómo funcionaba este mundo. Hasta ahora había notado algunas diferencias significativas: los niveles de los aventureros, la jerarquía de los dioses, y la extraña sensación de magia en el aire, algo que nunca había experimentado antes en Central City.

Se colocó su chaqueta y salió a las calles, con la ciudad llena de vida a su alrededor. Aventureros de todas las razas y tamaños se apresuraban hacia la Torre Babel, el gran edificio que marcaba el centro de Orario y el punto de acceso al Dungeon, el enorme laberinto subterráneo que parecía ser el centro de todas las actividades de la ciudad.

Barry caminaba con calma, intentando no llamar la atención mientras observaba a la gente. Escuchó fragmentos de conversaciones sobre misiones, monstruos, y familias divinas. Sentía una fascinación genuina por la estructura de este mundo. Los "Familia" eran como pequeñas sociedades, cada una gobernada por un dios o diosa con su propio estilo y reglas.

Mientras cruzaba una de las calles principales, escuchó el bullicio proveniente del Gremio. Una multitud de aventureros se arremolinaba en la entrada, discutiendo sobre sus próximos desafíos y victorias recientes. Barry decidió entrar, esperando tal vez obtener alguna información útil.

Una vez dentro, se dirigió al tablón de anuncios donde se publicaban las solicitudes de misiones. Observó los diferentes niveles de dificultad y las recompensas ofrecidas. Al parecer, cada misión estaba adaptada al nivel del aventurero que la tomaba. Mientras estudiaba los detalles, su oído captó una conversación cercana.

**Aventurero 1:** —¿Has oído sobre ese nuevo aventurero? Dicen que apareció de la nada y dejó a Bete con un bigote en la cara sin que nadie se diera cuenta. (Se ríe.)

**Aventurero 2:** —Sí, parece que hay algo raro en él... Barry Allen, creo que se llama. Es más rápido que cualquier cosa que haya visto. Y parece que ni siquiera está con una familia aún.

Barry sonrió levemente al escuchar su nombre, sintiéndose divertido por la forma en que las historias se esparcían tan rápidamente.

De repente, vio una figura conocida caminando hacia él. Era un joven de cabello blanco, vestido con una simple túnica y portando una mirada nerviosa pero determinada. Barry lo reconoció de inmediato: Bell Cranel, el aventurero que había sido blanco de las burlas de Bete en el bar "La anfitriona de la fertilidad" aquella noche.

Bell también lo reconoció y sus ojos se abrieron con sorpresa. Se detuvo por un momento, pareciendo inseguro de si debía hablar o no, pero al final, se decidió.

Bell: (Titubeante) "¡Tú... tú eres el aventurero que estaba en el bar esa noche, cuando... cuando Bete...!

Barry asintió, sonriendo para tratar de calmar al joven.

Yo: "Sí, lo recuerdo. Tú eres Bell, ¿verdad?"

Bell asintió rápidamente, un poco más relajado al ver que Barry no parecía ser hostil. "Sí, Bell Cranel. ¿Tú eres... Barry Allen?"

Yo: "Así es. (Mirándolo con curiosidad) Parece que ambos hemos tenido algunos encuentros... interesantes últimamente. ¿Cómo estás?"

Bell se rascó la nuca, un poco avergonzado: "Bueno, sigo tratando de mejorar. No es fácil ser un aventurero nuevo aquí... pero hago lo que puedo"