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                                              “ El Nuevo Rostro de la Rutina”

Había pasado un mes desde aquella noche. El tiempo, difuso e irrelevante, se había deslizado entre mis dedos sin que yo pudiera aferrarme a nada concreto. Los días se sucedían uno tras otro en una rutina vacía, sin que nada realmente cambiara. Pero un día, sin previo aviso, algo fue diferente.

El hombre de los ojos verdes ya no estaba. Había pasado semanas intentando que hablara, que abriera alguna puerta en mi mente para dejar salir todo lo que guardaba. Pero al final, sus palabras se habían agotado y su presencia se desvaneció, reemplazada por otro rostro, otro intento.

El nuevo terapeuta era diferente desde el primer momento en que lo vi. No era sólo la ausencia de las palabras vacías o la máscara de profesionalismo que había caracterizado al anterior. Había algo en su presencia que era menos intrusivo, más paciente, como si entendiera que mi silencio era una barrera, sí, pero también un refugio.

Cuando entró en la habitación, no intentó llenar el espacio con preguntas. No buscó mi mirada con insistencia ni me apabulló con palabras. En lugar de eso, se sentó frente a mí, en la misma silla que había ocupado el hombre de los ojos apagados, pero con una diferencia sutil: su postura era relajada, casi despreocupada, como si no estuviera allí para forzar nada.

Nos sentamos en silencio durante lo que parecieron horas, aunque seguramente fueron solo minutos. Podía sentir su mirada, no enjuiciadora, sino observadora, como si estuviera esperando, como si tuviera todo el tiempo del mundo para dejar que yo marcara el ritmo. El reloj en la pared, que había sido un recordatorio constante del tiempo que se arrastraba, se volvió irrelevante.

Y entonces, hizo algo que nunca habría esperado. En lugar de formular la pregunta obvia, en lugar de buscar una grieta en mi armadura, comenzó a hablar. Pero no de mí, ni siquiera de él. Habló de cosas simples, triviales, como si estuviera compartiendo una conversación con un viejo amigo. Me habló de la lluvia que caía afuera, de un libro que había leído, de un café que solía visitar.

Su voz era suave, sin la rigidez que había sentido antes. Era como si no estuviera esperando nada de mí, como si simplemente estuviera allí para llenar el silencio de una manera diferente, menos asfixiante. Y por primera vez en semanas, sentí que el silencio que nos envolvía no era una batalla, sino un espacio compartido donde podía existir sin presiones.

A medida que los días pasaban, ese hombre extraño y familiar se convirtió en parte de mi rutina. No me obligaba a hablar, no me pedía nada que no pudiera dar. Pero cada día, su presencia se sentía un poco menos foránea, un poco más como una constante en un mundo que había perdido toda su estructura.

Y poco a poco, sin siquiera darme cuenta de cuándo sucedió, empecé a esperar esos momentos. No porque quisiera hablar, sino porque su presencia, su manera de estar allí sin invadir, comenzaba a ser una especie de alivio en medio del caos que reinaba dentro de mí.

No sabía cuánto duraría aquello, ni si algún día encontraría las palabras que se negaban a salir. Pero en ese momento, en ese pequeño rincón de la rutina, encontré un pequeño respiro. Y aunque no lo habría admitido, me aferré a ello, como una balsa en medio de un océano que no tenía fin.

No sé exactamente cuándo o cómo sucedió. Había pasado tanto tiempo sumida en el silencio que cuando las palabras comenzaron a salir, casi no las reconocí como mías. Fue como si, de repente, una pequeña grieta se hubiera formado en la muralla que había construido alrededor de mí misma, y a través de esa grieta, las palabras empezaron a fluir.

No eran palabras importantes, ni tampoco estaban cargadas de significado. No hablaba de la oscuridad que me rodeaba, ni de la pesadilla que había vivido. En lugar de eso, hablé de cosas simples, triviales, casi insignificantes. Cosas que había visto por la ventana de mi habitación, como el árbol que estaba perdiendo sus hojas con la llegada del otoño, o los pájaros que se posaban en la cornisa por la mañana.

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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