7. Qué onda (+)

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Samantha.

Nos recostamos en la cama completamente desnudas. Suspiré.

Siempre es bueno el sexo con Abril.

Tomé mi celular para comenzar a revisar mis notificaciones a ver si no tenía algunas importantes del trabajo.

― Bebi, ¿qué tal si por la noche apagamos las dos el cel?― preguntó subiendo sobre mí nuevamente.

― Estoy revisando si no tengo trabajo, Ari― contesté acariciando su cintura mientras ella se recostaba en mi pecho.

Su teléfono sonó indicando que tenía una notificación. Abril se incorporó para revisarlo.

― Es Ama...―  dijo y contestó, luego de unos minutos alguien le llamó.

Me observó con el ceño preocupado.

― Es Juan...― susurró y reí levemente. 

― Contéstale a ese wey, dile que todo bien― respondí burlesca. 

― Hola, bebé― respondió ella a la llamada― Sí, sí... ¿En media hora?― preguntó buscando su ropa con la mirada― Sí, mi amor, yo le pregunto― colgó y se acercó a dejar un beso en mis labios― Quiere que esté en media hora en casa porque llegar a cenar su mamá, Ama, Filis y mis papás. Pregunta que si quieres ir...

La miré a los ojos y sonreí levemente asintiendo.

― Hazme tuya otra vez, por última vez hoy...― suplicó mirándome a los ojos.

Qué ojos, qué piel... Qué rollo.

Negué levemente.

― Dijiste media hora... 

― Pero pueden esperar...― negué nuevamente. 

― Luego habrá tiempo.

Ambas buscamos nuestras ropas y comenzamos a vestirnos.

Ari había dejado su bolsa de maquillaje en mi carro, por lo que se maquillaría en el camino.

Salimos con los rostros cubiertos de la habitación y nos subimos a mi Mercedes para salir del motel.

El lugar estaba muy alejado de la casa de Ari, por lo que nos tomaría más de media hora en llegar.

― Dile a Juan que por el tráfico nos tomará más tiempo―  murmuré molesta.

El tráfico siempre logra ponerme de mal humor.

Ella asintió y tomó una de mis manos para llevarla a sus senos.

― Para que no te estreses, bebi... 

Asentí sonriendo.

El tránsito estaba tan abarrotado de gente que no podíamos avanzar ni una vuelta de rueda cada diez minutos.

Ari ya estaba completamente maquillada.

Tenía cara de niña bien.

Me acerqué para comenzar a besarla.

Pedí permiso para entrar mi lengua en su boca y ella dio paso, recibiéndome bien.

Sus manos desesperadas se dirigieron hacia mi nuca para que no retrocediera, pero a este punto ya no lo haría.

― Súbete la falda y bájate la blusa...― pedí suavemente contra sus labios. Ella obedeció sin reprochar.

Saqué sus senos del brasier de encaje que tenía y comencé a besarlos.

El auto tenía blindaje por fuera, por lo que nadie podía vernos.

Desinfecté mis manos con el sanitizante que había dejado en el auto y las encaminé hasta su sexo.

One Shots- RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora