NARRA T/N
La mañana siguiente fue extrañamente tranquila. Tal vez demasiado tranquila. Después de la llamada de anoche, había esperado despertarme con una sensación de alivio, pero en su lugar, un peso se asentó en mi pecho. Esa sensación de que algo malo estaba por suceder me tenía en un estado de alerta constante, y aunque intentaba disimularlo, sabía que Jenna podía percibir mi inquietud.
Mientras preparaba el desayuno, el sonido familiar de mi teléfono vibrando sobre la mesa me hizo saltar. Lo miré, sintiendo un nudo en el estómago. Era otro mensaje de un número desconocido.
Mensaje de Texto: "Espero que disfrutes estos momentos con tu familia. Nunca se sabe cuánto tiempo te queda con ellos."
Mis manos temblaban mientras intentaba procesar lo que acababa de leer. El mensaje era simple, pero el subtexto era aterrador. ¿Cómo sabían que estaba con mi familia? ¿Nos estaban observando?
Antes de que pudiera reaccionar, Jenna entró en la cocina, su expresión se suavizó al verme, pero pude notar la preocupación en sus ojos. Ella siempre podía leerme como un libro abierto, y esta vez no fue la excepción.
Jenna: ¿T/N? ¿Estás bien?
Levanté la vista, tratando de ocultar mi angustia detrás de una sonrisa forzada, pero no era lo suficientemente buena para engañarla.
T/N: Sí... sí, estoy bien. Solo... pensaba en la llamada de anoche.
Ella me estudió por un momento, como si estuviera evaluando si debía presionarme para obtener más información o no. Al final, optó por no insistir, pero sabía que lo haría más tarde. Siempre lo hacía.
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NARRA JENNA
Después del desayuno, decidí mantenerme ocupada. Había algo en el ambiente que me ponía nerviosa, una especie de electricidad en el aire que no podía ignorar. Los niños salieron al jardín a jugar, riendo y corriendo sin preocupaciones, mientras yo trataba de distraerme organizando la casa.
Llevé unas mantas al cuarto de lavado y noté que la puerta trasera estaba entreabierta. Fruncí el ceño. No recordaba haberla dejado así. Cerré la puerta con cuidado, asegurándome de que el cerrojo estuviera bien puesto, pero algo en la repisa junto a la puerta captó mi atención: una carta sin dirección, solo con un "Para T/N" escrito a mano.
Tomé la carta con cierta inquietud, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. El sobre era simple, sin marcas, pero había algo en él que me hacía sentir incómoda. Me dirigí hacia la sala, donde T/N estaba revisando algo en su computadora. Estaba tan concentrada que no se dio cuenta de mi presencia hasta que estuve justo a su lado.
Jenna: Esto estaba en la puerta trasera. No tiene sello ni nada, solo tu nombre.
El cambio en su rostro fue instantáneo. El color desapareció de sus mejillas mientras tomaba la carta de mis manos. La abrió con manos temblorosas, sacando un pequeño papel doblado en su interior.
Carta: "Primero son los mensajes. Luego, los niños. No juegues con fuego, T/N. Nos vemos pronto."
El silencio que siguió fue ensordecedor. Pude ver cómo procesaba cada palabra, cada amenaza velada. El miedo era palpable, y yo lo sentía tanto como ella.
T/N: No... no van a tocar a los niños, Jenna. No mientras yo esté aquí.
Me acerqué a ella, poniendo una mano sobre la suya. Su piel estaba fría al tacto, pero su mirada, aunque llena de miedo, también estaba cargada de determinación.
Jenna: Entonces, no enfrentemos esto solos. Hablemos con Max, con la policía, con quien sea. Pero no podemos seguir ignorando esto.
Sabía que tenía razón, pero también sabía que era difícil para T/N admitir que necesitaba ayuda. Siempre había sido la fuerte, la que protegía a los demás, pero ahora no era solo su vida la que estaba en juego. La vi tomar una respiración profunda, asintiendo lentamente.
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Mi 95 (Jenna Ortega Y Tú)
FantasySegunda parte de "El mono Rojo De Ferrari" se recomienda leer la primera parte para entender el contexto