13/09/2024
Querido diario, la estoy observando desde mi escritorio en mi oficina a través de las cámaras del bar.
Está sentada en la barra con una copa en la mano mirando como todos bailan las canciones de bachata que suenan por los altavoces. Está hermosa, tanto o más que ayer, lleva un chaleco de traje en la parte superior y una falda pegada al cuerpo a varios centímetros por encima de las rodillas... Ya no lo soporto más, voy con ella.
Caminé por el largo pasillo que separa mi oficina de el bar, me acerque a Mahina.
– Has vuelto– dije y ella al escuchar mi voz se giró y me miró.
– Si pero he estado aburrida, ¿donde estabas?– preguntó y una sonrisa se me escapó de los labios, me había estado esperando.
– He estado ocupado pero ahora estoy totalmente a tu disposición, princesa– le respondí y ella sonrió de lado. – ¿Te puedo sacar a bailar?–
– Por supuesto– dijo y agarró la mano que yo le ofrecía, sentí una corriente eléctrica atravesarme desde la mano hasta la entrepierna y tuve que tener mucho autocontrol para no arrastrar a Mahina a una de las habitaciones del segundo piso para hacerla gritar mi nombre.
Empezamos a bailar con un par de palmos separando nuestros cuerpos para cambiar eso la hice girar sobre sí misma y terminó con la espalda pegada a mi pecho, mi mano izquierda sobre su cadera y mi mano derecha estaba justo debajo de su cuello, subí la mano derecha por su cuello hasta llegar a su barbilla y la moví para obligarla a mirarme a los ojos, nuestras miradas conectaron y sentí como si estuviéramos solos, ambos metidos en una burbuja, Mahina se giró sin perder el contacto visual y se colocó enfrente de mi, sin que nos separara ningún espacio, sus pechos contra mis pectorales, subió sus brazos hasta mis hombros y yo la sujete firmemente de la cintura, en ese momento ella se estiró y me besó, me sorprendí y un millón de mariposas revolotearon en mi interior, la acerqué a mi y mordí suavemente su labio inferior, ella gimió bajito y yo aproveche para meter la lengua en su cavidad bucal y iniciar una batalla por el control que Mahina ganó, finalmente nos separamos con la respiración acelerada.
– Me tengo que ir ya, cariño– dijo Mahina, me gusta el apodo que me acaba de otorgar pero si no hubiera estado observándola desde las cámaras tendríamos más tiempo.
– ¿Pero volverás, verdad?– pregunté y ella asintió, se estiró para darme una suave beso en la mejilla y se marchó.
ESTÁS LEYENDO
El Diario De Kai
RomanceUn día Kai decide empezar un diario para contar sus experiencias y poder hablar con alguien sobre la misteriosa chica que conoció un día en su bar