Bailando Con El Destino

Epìlogo: Un nuevo comienzo

Un año después de la competencia de danza que cambió mi vida, yo me encontré en el escenario del teatro local, iluminado por un suave resplandor. La sala estaba llena de amigos, familiares y compañeros de danza, todos allí para celebrar mi primer recital como bailarina profesional. La emoción en el aire era palpable, y podía sentir el latido de mi corazón resonando al ritmo de la música.

Sebastiàn, mi compañero de danza, me observaba desde el lado del escenario. Habíamos superado sus demonios y, juntos, habíamos encontrado la fuerza para enfrentar nuestros miedos. La conexión que habían forjado en el camino nos había llevado a un lugar donde ambos podíamos brillar. Sebastiàn sonriendo, recordando cómo habíamos comenzado como dos almas perdidas, y cómo la danza los había unidos.

Sofía, ahora más segura de sí misma, había decidido seguir su propio camino en el mundo de la moda, pero siempre me apoyaba en cada paso. Clara, aunque competitiva, había aprendido a valorar la amistad por encima de la rivalidad, y se había convertido en una gran aliada en el escenario. Diego, después de un año de reflexión, había encontrado su propio estilo y se había reconciliado con su padre, lo que le permitió bailar con autenticidad.

La abuela Rosa, con lágrimas de orgullo en los ojos, observaba desde la primera fila, registrando sus propias experiencias en el mundo de la danza. Había sido un viaje lleno de altibajos, pero cada paso había valido la pena.

Cuando la música comenzó, empeza a respirar hondo y me deja llevar por el ritmo. Cada movimiento era una celebración de su viaje, de las lecciones aprendidas y de los lazos formados. En ese momento, supe que el destino no era algo que se debía temer, sino algo que se podía bailar con gracia y valentía.

Al final de la actuación, el aplauso resonó en el teatro, y yo, Lucas, Sofía, Clara y Diego nos unimos en un abrazo, sabiendo que este era solo el comienzo de muchas más historias por venir. La danza había sido su refugio, su pasión y su camino hacia el futuro, y juntos, estábamos listos para enfrentar lo que el destino les tenía reservado.

Luego fuimos por un helado junto a mis amigos, Sebastiàn y yo estábamos caminando y escuchamos una voz.

-Valentina, necesito decirte algo -dijo mi maestra de danza-. 

-¿Que pasa maestra? -me escucha decir-.

- El jurado a decidido que tù vayas a la capital del país para representarnos y quizà vayas al extranjero.

- A-ahhh - empecé a tartamudear, mientras vi que la maestra me miraba con una sonrisa de oreja a oreja.-

-¿Y que dices si quieres ir?- Me preguntò mi maestra Elena -.

- P-pues claro que quiero ir, ese es mi sueño desde que era una niña- Y era verdad siempre soñé en ir a bailar lejos de mi pueblo y ir a la capital era todo, y pensar en ir a otro país era mejor.

-Bien Valentina, solo tienes que pedir permiso a tus padres, y nos iremos con todo el elenco de danza y quieren que bailes la danza tradicional de este pueblo -dijo mi maestra con una sonrisa- 

- Està bien nos vemos maestra.

- Adiós Valentina.

- Sebastiàn me miraba muy contento-Èl era un amigo desde la infancia y era bueno mi pareja de baile, el era alto con ojos marrones claros y su cabello era de color negro, somos muy unidos, su madre había muerto hace unos años atràs y su padre tenía que mantener a èl y sus 6 hermanos, todos mayores claro. 

- Y-y estas segura que tus padres acepten que vayas - dijo Sebastiàn- 

- No lo se quizà mi abuela Rosa me ayude a convencerlos.

-Bien, nos vemos mañana en los ensayos Val -Me dijo y se marchò-

Ya en casa vi a mis padres ocupados viendo papeles o algo asì, ellos siempre iban bien ocupados, y nunca me prestaban atenciòn, mi padre era Doctor y mi madre era Secretaria y se pasaban el dìa trabajando y por eso nunca iban a mis competencias o alguna presentaciòn de danza que tuviera, solo iba mi abuela Rosa