La brisa del mar sopla fría y húmeda mientras el barco de Inglaterra navega a través de las aguas. Arthur está de pie en la cubierta, mirando hacia el horizonte con una mezcla de orgullo y exasperación, bastante pensativo.Acaban de "adquirir" una nueva colonia; una más para añadir a su creciente imperio. Pero esta vez, el proceso había sido diferente, más… confuso. No se trataba solo de tierras y recursos. Se trataba de una pequeña, joven y torpe criatura que ahora estaba a su cargo.
Fue bastante fácil robarla a Antonio, aunque se preguntaba cuánto tardaría en darse cuenta que le hacía falta una representación. No importa. Con lo muy tonto que le resultaba el español y el número de niños que tenía ahora, seguramente no se daría cuenta de inmediato.Arthur observa con ceño fruncido la pequeña figura envuelta en una manta, que se mueve inquieta en una cesta junto a él. La niña, apenas una bebé, lo mira con grandes ojos vivos. Es su primera vez en un barco, su primera vez lejos de la tierra donde nació. Y, aunque él lo ve como una adquisición más, hay algo en la forma en que ella lo observa que lo inquieta.
—No sé qué voy a hacer contigo… —murmura Arthur, casi para sí mismo. Sus manos se cruzan sobre su pecho mientras contempla a la pequeña con una mezcla de duda y resignación.
Río de la Plata, como realmente se llamaba, apenas consciente de dónde se encuentra, se agita, buscando algo familiar. Al no encontrarlo, su rostro se contrae en una mueca de incomodidad, y sus ojitos se llenan de lágrimas. Arthur la observa con una mezcla de molestia y desconcierto. No es la primera vez que tiene que lidiar con una colonia joven, pero nunca había sido tan pequeña, tan... vulnerable.
—No llores, no llores… —dice con un suspiro, acercándose a ella con torpeza. No está acostumbrado a estas cosas. ¿Cómo había terminado en esta situación? Él es un imperio, un conquistador, no una niñera.
La niña emite un pequeño sollozo, extendiendo una mano hacia él, como si buscara algún tipo de consuelo o contacto. Inglaterra se queda congelado por un momento, mirando su mano extendida. No sabe exactamente qué hacer. Finalmente, se inclina hacia adelante, cediendo a regañadientes, y toma la pequeña mano entre sus dedos.
Logra calmarla un poco, observándolo con una expresión mezcla de curiosidad y desconcierto. Arthur siente una punzada extraña en el pecho.
—¿Por qué me miras así? —pregunta en voz baja, casi en un susurro. Plata no responde, obviamente, pero sus grandes ojos siguen fijos en él, como si intentaran entender quién es este hombre extraño.—No tienes idea de quién soy, ¿verdad? —Arthur suelta una risa suave, más irónica que divertida—. Bueno, tampoco es que yo sepa mucho sobre ti.
Plata emite un pequeño ruido, una mezcla entre un balbuceo y un intento de hablar. Arthur se sorprende al notar que, a pesar de sus protestas internas, su mano sigue sosteniendo la de la niña, dándole una especie de ancla. Él, un hombre de la razón y la diplomacia, se encuentra ahora atrapado en una responsabilidad inesperada.
—Supongo que ahora… tú eres mía —murmura, aunque al decirlo no puede evitar sentir cierta extrañeza. Nunca había pensado en alguien de esta manera.
"Propiedad", "colonia", palabras que usualmente evocaban mapas y tratados, ahora adquirían una forma completamente nueva. Una forma más humana.
A medida que el barco sigue su curso, Arthur nota que la niña comienza a quedarse dormida, con la pequeña mano todavía agarrando la suya. Algo dentro de él, algo que no había sentido antes, empieza a ablandarse. Se encuentra a sí mismo, casi sin pensarlo, acariciando suavemente su mejilla.—Quizás… quizás no será tan terrible, después de todo —murmura, aunque sabe que sus hermanos no verán esto con la misma indulgencia.
A lo lejos, el sol empieza a hundirse en el horizonte, marcando el final de un largo día y el comienzo de algo nuevo, algo que él aún no sabe cómo manejar. Inglaterra se queda en silencio, observando a la pequeña durmiente, pensando en todas las formas en que su vida cambiará de ahora en adelante.
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¡Hola a todos! Me siento realmente feliz de decir que está es la base de la historia de mi OC principal de Hetalia: Plata.
La mencionó centenar de veces y la mitad de mi contenido es sobre ella, pero muchos de ustedes me han pedido que quieren saber un poco más de su backstory, ya que sí, su historia es muy compleja y realmente no estaba segura de por dónde empezar.
Cómo pudieron notar, la historia comienza en una relación directa con Inglaterra, pero no se preocupen hay más historia antes de eso que iremos viendo más adelante.
Y quiero aprovechar de recordarles que todo esto es ficción. Nada de lo que se verá acá paso en la vida real, es simplemente contenido.
¡Disfruten!
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Ambivalencia || UKArg
FanfictionTe quiero cerca, pero a veces deseo que te alejes para poder respirar. ─────── Hetalia! Inglaterra x Argentina/Plata. Nada en esta historia es similar a la vida real. Es todo ficción.