CAPÍTULO 24

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El sonido de los grillos se escuchaba bastante cerca. El moreno frunció el ceño y ya no pudo dormir más tiempo debido a la molestia del sonido.

Abrió sus ojos y se sentó en lo que parecía ser hierba. Levanto su vista y estaba completamente oscuro, estaba en un lugar desconocido para él. Era una pequeña colina a mitad de la noche. No había nieve ni lluvia, parecía ser ya el verano.

-¿Viktor?-. Pregunto al viento.

No hubo respuesta.

-¿Hola?-. No se escuchaba nada más que la presencia de los insectos a su alrededor. No se veían pueblos o villas cerca. Se puso de pie y comenzó a caminar, llamaba a Volkov de vez en cuando, pero no había nadie más con él.

Lo último que recordaba era haber estado en el templo budista de la ciudad de Xishuipo, pero no tenía ningún recuerdo de cómo había llegado a este lugar. También, cuando estuvieron en el templo parecía haber aún nieve, ahora estaba en lo que parecía ser el verano. ¿Cuánto tiempo había pasado?

No entendía nada.

Trato de recordar más, pero no paso nada. Camino colina abajo hasta llegar a un camino de tierra. No sabía si ir a la izquierda o la derecha. ¿Qué pasa si le estaban buscando? ¿Cómo podrían encontrarse?

Suspiró y se cruzó de brazos pensando qué hacer. De repente escucho finalmente a un niño llorar algunos li de distancia. (120)

Su oído era muy bueno, por lo que fue corriendo en esa dirección. Llego rápidamente al lugar y vio una pequeña cabaña en medio de un bosque con una lámpara encendida por dentro. El sonido de los llantos venía de ese lugar, se acercó a la puerta y vio que estaba rota.

El pequeño o pequeña dentro seguía llorando. El corazón se le apretó y no pudo ignorarlo más. Pateo la puerta y entró a la pequeña vivienda.

Era una casa bastante humilde, todo estaba desordenado como si un grupo de personas hubiera entrado a buscar algo. Se preocupo si el menor estaría herido, pero para su sorpresa encontró a un niño escondido en el armario de un pequeño dormitorio. Su cabello era castaño y rizado que le daba un aspecto adorable en su cabeza, su piel morena y sus ropitas sucias de polvo.

Estaba asustado y su pequeña carita estaba hinchada de tantas lágrimas. Se veía cansado, pero no paraba de gritar.

Horacio lo tomo en sus brazos y suavizó su voz: -Hola pequeño-. Lo abrazó y comenzó a acariciar su cabello.

-¿Estás bien? ¿Tus padres están cerca?-. El niño se aferró a su cuello y sus moquitos salían de su nariz, humedeciendo el cuello de la túnica de Horacio.

-Maman, maman, Où est ma mère?-. (121) Dijo el niño contra su cuello. Horacio reconoció el idioma y levantó la cabeza del niño para ver mejor su rostro. Pero se sorprendió que no podía distinguirlo, era como si una neblina cubriera sus facciones para que no pudieran verse de manera definida.

-¿Cuál es tu nombre?...-. Susurró Horacio mientras sostenía las mejillas del niño en sus manos. Este no paraba de lloriquear. El moreno suspiró y camino hacia la puerta de la cabaña.

Tenía una vaga idea de la identidad del niño, pero aún dudaba si estaba soñando, cuando salió de la casita, se vio parado en medio de un pasillo largo el cual estaba oscuro solo con una luz al final. Tomo al niño que sollozaba entre sus brazos y camino hacia adelante, mientras se acercaba, la luz se iba haciendo más clara.

Una vez llego al final del camino, salió del pasillo para ver un prado verde, había hierba alta, árboles por todos lados y una pequeña aldea en medio de varias colinas. El sol golpeo a ambos y se cubrió su cara para protegerse. Camino hasta el pueblo tardando una hora en llegar, no vio a nadie más en el camino ni en el pueblo cuando atravesó la entrada.

Viajeros - AU Volkacio (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora