« Pon atención a mis palabras...»
En la enigmática ciudad de Inazuma, una serie de asesinatos despiadados han sumido a las autoridades a un terror infernal; Asesinos ocultos en las sombras actúan con precisión letal. Los policías, por el contrario...
Wattpad deja de cambiarme los guiones o juro que explotaré—
[Leer notas al final del capítulo! ʕ•́ᴥ•̀ʔ]
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« Nada es lo mismo, Hay un nuevo mundo llamando mi nombre. No puedo escapar de esto. Las sombras rompes la oscuridad, Ysabemos que se pueden verificar, »
« Nuestros destinos están llamando...»
...
❝En el silencio de la oscuridad, la verdad susurra entre las sombras de la duda.❞
...
La lluvia caía en un torrente incesante sobre las calles desiertas de Inazuma, susurros de sombras que se mezclaban con el sonido de los truenos lejanos de aquella incitante lluvia venidera. La oscuridad se encontraba gobernando en la ciudad debido al manto de la noche, la luz de la luna se encontraba apocada debido a las densas nubes que derramaban su llanto sobre la superficie, era tenue su brillar. En un callejón oscuro y lleno de humedad, una figura encapuchada se movía con precisión calculada, cada paso resonando como un eco en la noche. Un ejecutor sin identidad se preparaba para su próxima tarea.
Sus dedos se mueven inquietos de forma repetitiva, por lo que los aprieta den puños para evitar que sigan así.
Su respiración era controlada, ni muy rápida, ni muy lenta, era preciso. Uno, dos, tres, cuatro. Pausa y continua el mismo ciclo, sus reservas de energía continúan fluyendo y creciendo; El sonido constante de su corazón latiendo en su pecho se refleja en su sentido auditivo, lo siente retumbar en su interior, percibe el calor de sus piernas tras cada movimiento, le hacen recordar que aún posee vida. ¿Pero por qué se siente tan entumecido? No lo comprende, pero no debe de importarle, su mente solo esta enfocada en una cosa, en una orden.
Solo debe de cumplir su misión.
Pero pese a eso, veía un laberinto oscuro y ocre frente a él, pero al parpadear nuevamente se desvaneció, lo único que contemplaba eran las pesadas gotas de lluvia iluminadas por las farolas.
El gélido ambiente de la muerte lo rodea como una manta, se enrosca alrededor de sus dedos y se cruza por su cuello como si fuese una soga, pero en realidad no hay nada ahí, su corazón aún continua bombeando, nuevamente el recordatorio. Una larga exhalación se escapa de sus labios cubiertos, la lluvia cae sobre él fuerza, cayendo a cantaros de lamentos y lagrimas.
