Dios, veo borroso...
¿Realmente quiero esto?
Siento como respirar se hace más difícil cada vez. Todo está empezando a dar giros, Escucho voces, pero yo realmente no quiero ayuda.
Siento un golpe contra mi mejilla, está bien supongo. "¿Cuántas pastillas tomaste?" ¿En serio eso importa? Solamente quería dormir...
Carajo... Necesito aire, necesito algo de oxígeno, ¿así se siente estar al borde de la muerte?
Todo cambia, estoy en otro lugar. ¿Cómo llegué aquí? Observó paredes blancas, ese olor a hospital que me harta y esos doctores que preguntan cosas que no tengo ni al mínimo recuerdo. Revisaban mis brazos, siento sus miradas, se lo que vieron, se lo que piensan, y créanme me da meramente igual.
Todos ellos creen que me pase de tomar los medicamentos, que fue un accidente. ¿Tú y yo opinamos que no es así verdad?
Una, dos, tres, cuatro, cinco horas y sigo estando en este lugar que me sofoca. Para mí buena suerte, se le complica demasiado a mi mamá cuidarme acá, pidió que me dieran de alta, debía quedarme más tiempo, pero lastimosamente las situaciones cambian aquello.
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—¿Sales? Vamos al 12.—Pregunta mi amigo más cercano, se podría decir que es mi mejor amigo.
—Yaya, deja aviso y nos vamos.
Entro a mi casa a avisarle a mi mamá. Se saca de onda al comienzo, después de todo acabo de salir del hospital. Al final me dejó salir.
Después de varios minutos caminando, llegamos al lugar, muchos niños jugando, perros ladrando y una chica corriendo hacia mi con clara preocupación.
—¿Que te paso?—Pregunta, entre molesta y preocupada.
—Nada, solo tome de más las pastillas de dormir, sigo vivo de todos modos.
Me mira, sabe que miento, pero cambia de tema. Estuvimos hablando los tres por un gran rato. Cosas no interesantes, bromas, hablando de otros amigos. Todo ha estado tranquilo por ahora o eso creía.
La acompañamos hasta cerca a su casa o la peluquería de su mamá, se ha vuelto una rutina cada que nos vemos.
—Adios Nayeli.
Decimos los dos, y nos retiramos.
Entre bromas terminamos en la casa de una de nuestras amigas, dos para ser exactos. Para ser aún más exactos en la casa de la novia de Dayron.
Era cumpleaños de la abuela de ella, nos invitó y fue divertido.
Olvidé el hecho de que casi moría, olvidé el hecho de que yo provoque eso, olvidé el hecho que mi vida no me importaba y olvidé el hecho que pronto se acercaba el inicio de clases.
Esa noche fue peculiar, pero agradable, de todas formas ya conocía a toda su familia y me llevaha bien con ellos.
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—No quiero ir a clases.
Y ahi estaba yo con la misma cosa de siempre, nose como me convertí en esa persona.
—Ni han comenzado y no quieres ir, eres un caso.—Rio ella.
—Ya Nyl, tú y yo sabemos que será complicado estar ahí. Después de todo, solamente fuimos a ese punto de encuentro.—Dije sin ganas.
Me mira con una sonrisa burlona.
—Miguelina nos invitó a salir, así que llegaremos tarde por tu culpa. Avanza.
Y pensar que la última salida que tuvimos, Yamilet también estaba ahí. Fue un completo caos.
Teníamos esa esperanza de encontrarnos con todos los compañeros de primaria, y tener una salida, tal vez.
Nunca ocurrió.
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