Prólogo

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Una mañana cualquiera

Siempre empieza con el desayuno, un baño y a trabajar

Así empezó la mañana de unos cazadores, lo mismo de siempre cazar el almuerzo algo común por esos lados de bosque y montaña

Cazar para comer y sobrevivir lo típico

— Bueno máster que haremos hoy?

— Y no se carnal que quieres hacer?

— Toca cazar el almuerzo

— Vamos yo manejo

— Meta chango

Ambos se subieron a su camioneta y arrancaron hacia el bosque

— Oswaldo… siento que me olvide chango

— ¿Qué te podrías olvidar, natha?

— Mmm.. tengo la escopeta.. los cartuchos… nada fue mi imaginación

Así, oswaldo conducía por la carretera hasta el desvío hacia el bosque, solo que estaba cerrado, la entrada decía que era peligroso entrar, era una zona no apta para la caza

Así que decidieron ir hacia otro lado, hasta llegar a una entrada libre donde entraron con la camioneta y se bajaron, el joven muchacho tomó su escopeta mientras el otro lo esperaba en la camioneta, debido a que era muy fácil perderse por esos lados

Mientras tanto, natha preparaba su equipo para cazar escucho un ruido proveniente del bosque, el cuál ignoro debido a que siempre hay ruidos en esos lados, animales salvajes… no?

— Bueno compa espérame aquí ya vuelvo, en caso de que pase algo

— Tenemos el walkie talkie

— Y si no..

— Talo todos los árboles

— Jajaja puede ser — dijo despidiéndose de su amigo y entrar al bosque

Una vez adentro camino con mucho sigilo y precaución para no alertar a ninguna bestia, no era una buena idea, podría atraer a animales más grandes o a la policía algo no tan recomendable

Noto que había una cabaña cerca al parecer había gente, pero lo ignoro decidió ir más adentro ya que ningún animal saldría de su escondite habiendo personas cerca

Mientras caminaba y caminaba, sintiendo el ruido de los pájaros silbar y algunos animales caminar en sus patas, vio a lo lejos unas orejas de conejo, así que se puso en su posición de caza, esperando el momento que asome su cabeza para recibir un balazo entre sus cejas

Pero noto algo.. el conejo rápidamente bajo sus orejas y asomo su cabeza, se podía ver su pelaje gris y blanco, parecía más una libre que conejo, era más grande tal vez era listo porque al ver el reflejo de la escopeta se escondió

— (No parece un conejo normal.. pero como sea me vio)

El se arrastró cubierto por hojas secas y musgo en el suelo

— Ejem.. ¿Qué hay de nuevo viejo?

Se quedó congelado por la voz, lentamente movió su cabeza y vio al conejo sentado en una roca cruzando sus piernas y lo miraba de forma pícara y traviesa

— ¿Hablaste?

— Mm sí querido — se rió un poco mientras comía una zanahoria

— Un conejo que habla? — se quedó atónito

El Conejo De La Suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora