Tuviste los oídos sordos, aceptaste mi decisión, tomaste en cuenta mis razones, por doce horas, me lo pediste al fin.
Pero ya para que, pero, aun así, frustrada, desesperada, sin ganas, acepte.
Idiota.
Eso solo fue el comienzo del principio del fin, esa acción hizo que todo se fuera al carajo y solo trajo el amargo sabor del arrepentimiento.
C.V.
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ESPINAS
PoesíaPromesas rotas y mentiras piadosas, eres hielo y yo fuego, llevas una bella mascara y accedí a que te sintieras en control, te di la oportunidad de recorrer cada parte de mi y divagar por la cuidad, mas estabas enloquecido por la velocidad y no es...