16. Noviembre 11.

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Par de cositas:

1. Creo que este es el capitulo más largo hasta ahora (comentan si su extención es demasiada para evitar esto en los siguientes capítulos).

2. Aquí trato de explicar lo mejor posible que pasó el 11/11. Les recuerdo que es una historia meramente ficticia (no todo puede ligarse a la realidad).

3. Me olvido de todo, así que olvidé que había creado una página de facebook. Por si desean seguirme pueden buscar Bluebell145.

Perdón, cuando subía el capítulo me aparecía que la aplicación estaba fallando y luego se salía.

No siendo más, sigamos.

Adriana sostenía a Lorena en sus brazos, rodeadas por una multitud que se aglutinaba a su alrededor, sus rostros reflejando preocupación y desasosiego. En medio de aquel tumulto, Adriana había logrado cubrir a Lorena de cualquier golpe en la cabeza, asegurándose de que nada la dañara más. Lorena gemía débilmente, su rostro retorcido en una expresión de profundo sufrimiento.

-Shhh, Lorena, todo va a estar bien -susurró Adriana, mirándola a los ojos con una mezcla de calma y angustia-. Estoy aquí contigo, no te preocupes.

Lorena abrió los ojos, su mirada borrosa y llena de dolor se encontró con la de Adriana, buscando consuelo en ella.

-Me... me duele demasiado -murmuró, su voz apenas un hilo en medio de la conmoción.

Cerrando los ojos nuevamente, su cuerpo temblaba involuntariamente por el dolor que la asediaba. Adriana la abrazaba con fuerza, intentando infundirle tranquilidad y seguridad en medio del caos que las rodeaba.

Adriana dirigió su mirada hacia el abdomen de Lorena, notando un intenso enrojecimiento que la llenó de inquietud. No podía entender qué provocaba aquel dolor, pero el sufrimiento de Lorena era palpable. Con delicadeza, intentó moverla, pero un grito desgarrador escapó de los labios de Lorena.

-No, por favor... no me muevas -suplicó, su voz temblorosa cargada de angustia-. Me duele demasiado.

Adriana se paralizó, incapaz de decidir qué hacer. Ver a Lorena sufrir de esa manera le rompía el corazón, y la impotencia la envolvía como una sombra. La abrazaba con firmeza, tratando de transmitirle calma y seguridad, aunque en el fondo sabía que sus esfuerzos eran insuficientes.

Sin comprender del todo la gravedad de la situación, ignoraba que un algo estaba incrustado en el abdomen de Lorena, obstaculizando el flujo de sangre y causando su intenso malestar. Solo podía concentrarse en el sufrimiento de Lorena, lo que la sumía en una agobiante frustración.

Cada vez que intentaba moverla, el dolor que Lorena experimentaba se volvía más evidente, y eso lastimaba aún más a Adriana. Por lo tanto, se mantuvo firme, sosteniendo a Lorena entre sus brazos, deseando con todo su ser poder brindarle un poco de alivio y fuerza en medio de aquella tormenta.

Lorena abrazaba a Adriana con su mano derecha, sujeta con una fuerza apenas perceptible, pero que no parecía dispuesta a soltarla. En ese instante, Adriana se convirtió en su única ancla a la realidad, su refugio en medio de un océano de dolor.

Cuando los paramédicos llegaron, la urgencia de la situación se hizo evidente. Adriana sabía que debía dar un paso atrás para permitirles trabajar, pero Lorena se aferró a ella con una determinación desgarradora, como si su vida dependiera de aquella conexión.

-No me dejes, por favor -susurró, su voz temblando bajo el peso de una angustia indescriptible.

Adriana trató de hacerla entender la necesidad de que los médicos tuvieran espacio para intervenir, pero Lorena rehusaba escuchar, atrapada en su propio tormento.

Profesora Valencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora