El Arte de Conocerse || Spencer Reid

CAPÍTULO 3

POV Eli

El sol apenas empezaba a despuntar cuando Eli llegué a la oficina, una de las primeras en hacerlo. Llevaba semanas trabajando con el equipo y, aunque había logrado integrarme bien, había algo que no dejaba de rondar mi mente: Spencer Reid. La conexión que sentía con él era innegable, pero no podía dejar de preguntarme si todo aquello era solo producto de mi imaginación. Desde sus pequeños gestos, como traerme café o quedarse hasta tarde para ayudarme, hasta las conversaciones que cada vez eran más íntimas y habituales, había una tensión palpable entre nosotros que no tenía ni idea de cómo manejar.

Mientras encendía mi ordenador, trataba de apartar esos pensamientos. Tenía que concentrarme en el caso, ser profesional, Luke me recomendó, no podía fallarle. Pero, por más que lo intentara, la imagen de Spencer seguía volviendo a mi mente, acompañada de esa sensación cálida en el pecho que, la verdad, era un por culo...

—"Joder, no hay quien viva con esta presión en el pecho... puede que sólo sea ansiedad, eso sería una gran noticia. Que idiota eres Eli, banaliza problemas graves porque no seas capaz de afrontar las cosas... Bien por ti."

POV Spencer

Desde el primer día que vi a Eli, supe que había algo especial en ella. No era solo su inteligencia y su habilidad para analizar los casos, aunque eso ya de por sí me impresionaba, había algo más profundo, una conexión que no había sentido con nadie en mucho tiempo. Sabía que debía mantener la profesionalidad; había estado en situaciones complicadas antes y entendía perfectamente que mezclar los sentimientos personales con el trabajo nunca era una buena idea. Sin embargo, no podía evitarlo. Cada vez que Eli se acercaba, sentía cómo mi pulso se aceleraba ligeramente, y mi mente, siempre tan analítica, se llenaba de preguntas y dudas que no sabía cómo responder. "Vale, solo no te obsesiones tanto... mira a otra parte, ignora que es preciosa, su sonrisa, que es inteligente... y argh, deja de pensar ya."

POV Eli

Esa mañana, el equipo se reunió en la sala de conferencias para discutir los avances en el caso. Spencer se sentó junto mi, como solíamos hacer últimamente, ninguno lo mencionábamos, pero yo al menos me alegraba de que así fuese. Mientras Rossi presentaba las últimas pistas, Me se inclinó hacia adelante para tomar notas, y en ese movimiento, mi mano rozó la de Spencer.

Fue un contacto breve, casi insignificante, pero la reacción fue inmediata. Sentí una especie de descarga eléctrica que recorrió todo mi brazo hasta la base de mi nuca, haciendo que me enderezase de golpe. Miré a Spencer de reojo, le encontré mirándome también, pero no conseguí descifrar su mirada. No me dio tiempo, aparté la vista rápidamente, intentando concentrarme en la reunión, pero la sensación del roce permaneció en mi piel. "Creo que no estoy respirando... vale si, han pasado cuatro minutos, creo que me habría desmayado, cuatro minutos parecen una eternidad... lo mismo me he desmayado de verdad y no lo se... Dios mío, socorro, ¿Qué ha sido eso? ¿¿Sólo lo he notado yo??"

Después de la reunión, intentaba concentrarme en el trabajo, pero mi estúpida mente seguía volviendo a ese momento. Trataba convencerme de que estaba exagerando, que no era nada más que una coincidencia, pero mi corazón le decía otra cosa, ¿Cómo me lo decía, pensaréis? Creo que se me estaba saliendo por la boca y estoy completamente segura de que los latidos podían oírse si alguien se me hablaba a una distancia prudencial. "Eli, recula, zona peligrosa, ya hemos sufrido, termina el caso, vete y adiós muy buenas..."

POV Spencer

Estaba mirando unas fotos dentro de una carpeta, de repente sentí un roce fugaz en mi mano. Creo que suspiré, no había sentido nada igual, se me nubló la mente, como si un subidón repentino de dopamina hubiese llegado a mi cerebro, inesperado, agradable, tan pronto como llegó, se fue. Había tocado la mano de muchas personas antes, pero nunca había experimentado una reacción así. Desde luego que fue un accidente, cuando nuestros ojos se encontraron ella desvió la mirada. No es que fuese a tocarme la mano en medio de una reunión a propósito, claro, pero me dejó claro que no había nada. "Ya lo sabes, céntrate, ha sido un accidente, deja de imaginar cosas, a ella no le interesas".