1. Streamer

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Dónde Oikawa es un famoso Streamer que tiene una novia igual de popular que él, pero lleva  una relación a escondidas con Tobio desde antes que ella.
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—¿Te avergüenzas de mí?

La repentina voz detuvo las manos que paseaban por su cuerpo. La distancia entre sus rostros no existía, pero la tensión en el aire era algo de lo que no podían escapar ni con los besos robados.

—No, no lo menciones —una sonrisa se asomó buscando calmar el ambiente, pero al inclinarse a buscar sus labios lo recibió su mejilla.

Oikawa se alejó lo suficiente para centrarse en sus ojos azules a pesar de la poca luz que se colaba por las cortinas, no era la primera vez que tenían esa conversación, siempre era la misma inseguridad.

—Jamás me avergonzaría de ti —sus manos subieron hasta sus brazos, reprimiendo las ganas de sacudirlo en un intento de que se calmara, pego su frente contra la suya y terminó envolviéndolo entre sus brazos— Eres lo único que sé con certeza que amo.

Las palabras sonaron suaves, en ese susurro cariñoso que Tobio tenía el lujo de escuchar, solo él, según Oikawa, ¿pero entonces porque el dolor en su pecho no cesaba?

—¿Entonces por qué sigues con ella?

La pregunta volvió a formularse y con un nudo en el estómago Oikawa reprimió los labios en una línea, no era la primera ni la última vez que respondería esa pregunta.

—No te tortures —susurró, cerrando los ojos por unos segundos, trató de concentrarse en las respiraciones sobre sus labios y conteniendo las ganas de devorarlo en ese instante— no la amo.

El corto silencio llenó la habitación, las palabras atascadas en la garganta del pelinegro le advirtieron que no siguiera, no quería irritarlo, no quería cansarlo. Su mirada desviándose al reloj en la pared le recordaba el poco tiempo que les quedaba antes que su novio se fuera.

—Te necesito —el hilo de voz atravesó el pecho de Oikawa. Sus ojos buscaron los suyos y se encontraron con la misma intensidad que había existido desde un principio.

Oikawa, llevo una de sus manos a la mejilla de Tobio, buscando consolarlo, sabía que no podía calmar ese dolor en su pecho, pero sus dedos largos acariciando la piel de su rostro se arrastraron hasta quedar detrás de su oreja, retirando los pocos mechones que lo cubrían, el tatuaje que alguna vez se hicieron seguía intacto.

Era una flor de cerezo, una marca diminuta que decidieron hacerse en un momento desesperado de mostrarse al otro lo mucho que se necesitaban a pesar de la distancia. Con su pulgar cubierto hasta la muñeca del mismo tatuaje acarició la marca en su piel.

Oikawa nunca se molestó en ocultarla, sin gritarlo, era la forma de decirle a Tobio frente a todos que le pertenecía. Una sonrisa se formó en los labios ajenos y ambas miradas parecieron entender el mensaje que la caricia significaba. 

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A diferencia de Oikawa a Tobio nunca le interesó estar en el ojo público. Odiaba los flashes, creía que no era fotogénico como su novio, que no importaba de donde le tomara foto, este siempre se veía bien.

Era perfecto, como novio y como persona. Detallista, amable, se llevaba bien con los animales y debía tener la rutina de ejercicio más compartida de internet en ese momento. Aunque su cuenta no se dedicaba específicamente a eso, a la gente parecía importarle saber que era y dónde estaba Oikawa a cada segundo.

A medida que su fama iba subiendo las salidas se hicieron más difíciles, el intentar ocultarse lo hacía más sospechoso y Tobio terminaba muchas veces siendo apartado para no "malograr" la imagen de ninguno de los dos. Ni la privacidad de Tobio...y su seguridad.

Semana Oikage 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora