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Liv tenía su mirada fija en la cama al estar sentada recargada del cabezal, abrazaba sus rodillas mientras recargaba su quijada de las mismas. Sus mejillas estaban empapadas de lágrimas y su cabeza dolía un poco, no dejaba de pensar en lo que Alison había dicho, quería ir y decirle muchas cosas al hombre que decía ser su padre pero no podía, sabía que sus palabras no iban a salir.

Apretó sus ojos y bajó su cabeza al sentir que su llanto estaba regresando, sus manos temblaban un poco pero dejó de hacerlo cuando sintió las manos de Charles sobre las suyas, levantó su mirada y lo vió sentarse en la orilla.

—Está bien, si quieres llorar hazlo — acarició su cabello —En ocasiones es bueno llorar, sacamos todo lo que tenemos dentro, aquí voy a estar contigo.

Su pecho se apretó y dejó salir sus lágrimas nuevamente.

—No merezco estar aquí en tu casa — negó ella misma —Te hice pasar momentos muy incómodos, siento que te acosaba — él se rió —Perdón, por todo eso, es solo que...

—No hablemos de eso, lo importante es que tú ahora estés bien.

Se acomodó y le sonrió.

—Me duele un poco la cabeza — estiró sus piernas —Tengo que buscar donde pasar lo que resta de la noche, no pienso ir a casa y tú ya me has ayudado mucho, me dejaste ducharme aquí y hasta me prestaste una pijama — estaba por levantarse pero la detuvo.

—No irás a ningún lado, no voy a dejar que te vayas sola y ya es muy tarde — miró su cama —Es grande y entramos perfecto los dos, no voy a invadir tu espacio y si no te sientes cómoda puedo dormir en el suelo.

—De ninguna manera, soy yo la que debe dormir en el suelo.

—¿Y donde queda mi caballerosidad? — se rieron —Todo está bien Liv, mi casa es tu casa.

Le agradeció y ambos se quedaron en silencio, el monegasco solo bajó su mirada y subió sus piernas a la cama para acomodarse mejor, puso en silencio su celular y se dispuso a estar con Olivia por si ella lo necesitaba, la monegasca se sentía apenada con él por todo lo que le había dicho y las actitudes que tuvo.

Suspiró y jugó con sus manos.

—Ellos me han mentido por muchos años — fue lo primero que dijo y Leclerc la miró —¿Por qué no me dijeron la verdad?, vivía en un mundo de fantasías en donde no conocía lo que no era ser feliz pero... ahora siento que no es así, ellos lo pagaban todo con lujos — relamió sus labios —Lo hacían porque soy adoptaba, ¿por eso nunca me negaban nada?

One shots with Charles Leclerc III Donde viven las historias. Descúbrelo ahora