𝘱𝘳ó𝘭𝘰𝘨𝘰

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𝘭𝘢 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘴𝘪ó𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘰 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘥𝘰

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𝘭𝘢 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘴𝘪ó𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘰 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘥𝘰


Ya llegaba tarde otra vez. Os juro que no lo hacía aposta. Aunque me hubiera preparado una hora antes, habría llegado a la misma hora. 

- No sabía que la clase se había atrasado diez minutos, señorita Muñoz. me regañó el profesor de salud pública antes de que pudiera pegar el culo en la silla de madera.

Mierda. Habría jurado que no me había visto entrar. Al estar girado... Es que no lo entiendo, parece que los adultos tienen ojos hasta en la nuca.

Esbocé una sonrisa ladeada, rezando para que no me penalizara. Era la segunda semana de mi tercer año en el grado de Nutrición y ya era la tercera vez que no llegaba a la hora establecida.

- Lo siento, profesor. No volverá a ocurrir. — dije, con la certeza de que era mentira.

Me giré para observar a mi amiga, Irene. Esta me estaba mirando directamente a los ojos, aguantándose las ganas de reírse. Llevaba un moño bajo que le recogía la melena rubia rizada y un mono negro que hacía contraste con su piel blanca. Tenía los ojos más oscuros que había visto nunca, y para que mentir, eran preciosos.

- Tú y todos sabemos que no es verdad. — me susurró con una ceja levantada, intentando no apartar la vista de la pizarra demasiado tiempo.

- Sabes que lo intento, — me excusé, procurando no subir demasiado el volumen — pero parece que el tiempo está siempre en mi contra. — concluí mientras copiaba el índice del nuevo temario.

- Si ya. — bufó — Aunque cuando te tienes que ver con Hugo sí que llegas a tiempo, eh, incluso antes.

Ella se rió por lo bajo, y yo le di una patada disimulada por debajo de la mesa.

Hugo era un chico, también rubio, con el que me estaba viendo. No éramos nada serio. Sin embargo, quedaba con él con bastante frecuencia. Me gustaba porque sacaba temas de conversación, además de besar muy bien.

El único problema es que era del Madrid. Yo no era una fanática del futbol, pero desde pequeña mi club favorito había sido el Barça. El mejor amigo de mi padre me hizo socia justo cuando nací, así que no podía ser de otro equipo que no fuera el blaugrana.

Debido a la facultad ya no tenía tiempo de ir a ver los partidos al estadio. Sin embargo, aquel campo me traía muy buenos recuerdos de toda mi infancia. Era un lugar en el que me sentía segura y acogida.

Saliendo de la Uni fui directa a mi apartamento. Cerré la puerta y lancé el bolso encima del sofá. Me notaba extremadamente cansada y no había hecho nada de esfuerzo en todo lo que llevaba de día.

- Deduzco que tu mañana no ha sido de diez. — se atrevió a decir uno de mis compañeros de piso, Iker, a la vez que removía la pasta en la olla.

Bufé sarcásticamente, apoyando los codos en la mesa.

STARBOY [Alejandro Balde]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora