Capítulo 2

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Buttercup:

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Buttercup:

Las horas habían pasado más lentas de lo que me hubiera imaginado, no creí que un día lluvioso fuese a atraer a tantos  clientes, aunque esto significó una gran subida en las ganancias del local. Normalmente se esperaría que la lluvia llevará a los clientes a resguardarse en el interior de sus hogares y evitar pescar un resfrío.

Nuestro local es considerado un segundo hogar para muchos de nuestros clientes. Un ambiente cálido, un trato agradable y comida deliciosa. ¿A quién no le gustaría quedarse un día lluvioso en un lugar tan bueno?

Era por ese buen ambiente que amaba mi trabajo, ver las sonrisas en el rostro de cada cliente era mi recompensa del día. Maldije internamente por ser tan torpe como para torcerme el tobillo, tenía la capacidad para cocinar, pero no para atender a los clientes. En cuanto quise poner un pie fuera de la cocina me obligaron a volver y descansar.

Veía desde mi asiento como mis compañeros iban de aquí para allá con bandejas en mano llenas de postres, recibiendo y atendiendo a los clientes. No me molestaba descansar, sin embargo, me irritaba no tener algo para ocupar mi tiempo.

Bajé la vista a mi tobillo y traté de poner el pie sobre el suelo, aunque en el instante en el que lo hice, una punzada dolorosa me recorrió toda la pierna. Maldecí por lo bajo y volví a alzar el pie.

Pesé a esa situación, no todo fue tan mal. Pude llegar justo a tiempo para cocinar e incluso ayudé a unos niños.

Mi lesión hubiera sido peor si no fuera por él, agradecía su repentina aparición. Fue gracias a Burnedead que no estuviera tirada ahora mismo sobre el suelo con la espalda rota.

Recordar su rostro tan monótono y serio, que de repente palideció al descubrir la verdad por su falta de marca me enterneció.

Giré la mirada hacia la ventana, la lluvia se intensificaba a cada segundo y mi preocupación junto con ella. Le había dado mi paraguas a Burnedead por mera amabilidad, sin pensar en que el local debe cerrar y los trabajadores volver a sus casas.

Cubrí mi rostro con ambas manos, dejando que mi subconsciente se burlará de mí por no haber pensado bien las cosas antes de hacerlas.

No me molestaba haberle dado el paraguas al chico que me salvó a mi y a una pequeña niña. Él lo necesitaba más que yo y, a decir verdad, me calmaba saber que la lluvia no lo alcanzaría. Burndead parecía tener la cabeza en otra parte, dejando que su cuerpo andase por sí solo.

El era un niño atrapado en el cuerpo de un muchacho, un caso serio de tratar. Solté una risa y volví a apoyar la cabeza sobre el cristal recordando su amabilidad y torpeza. Gracias al encuentro que tuvimos, mi día se volvió un poco más alegre.

YOU'RE A PRETTY BOY. | Mash x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora