Ella era mi buena amiga, puedo decir que era mi única amiga de verdad, empezando por que confiaba en mi y yo en ella, me abría como un libro y le contaba todo, lo bueno y lo malo.
La peor parte de la relación era cuando tocaba contar los malos secretos, no aguantaba viendo como su sonrisa se iba, las lágrimas empezaban a caer y la enfermedad se le venía encima, ah si, no lo dije antes por que no me parece que el Síndrome de Down sea algo imprescindible para contar muestra historia.
Me parece que es la persona más fuerte que he conocido, naciendo en un país distinto, siendo criada por su abuela ya que sus padres la abandonaron a causa de la enfermedad, mudándose a un país desconocido ccon gente desconocida y aún así, su sonrisa permanecía siempre intacta, me impresiona su capacidad de sonreír aunque todo se venga abajo.
Me di cuenta de que es muy fácil decir que eres feliz cuando llevas una vida fácil, como la mia, pero el mérito de Charlotte no lo tiene nadie, por lo menos según mis ojos.
Recuerdo un martes, no es un martes cualquiera, es el martes, conocí a la persona que a la que Charlotte le debe todo, su abuela Milly, es una mujer estupenda con un corazón enorme pero de lo que más me arrepiento es de no haberla conocido antes, entre y la vi en la cama, con menos fuerzas para vivir por mucho que intentase seguir adelante, nunca se dio por vencida.
El 22 de septiembre de 2014, siempre recordaré ese dia, el mundo se llevó a una maravillosa persona pero lo peor, ya arrbato por completo la felicidad de Charlotte pero yo siempre estoy aquí para ponerle el cielo a sus pies.