1. Las hadas no pueden ser malas

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Spreen corría a toda velocidad por el bosque mientras la sangre de la herida bajaba por su cuerpo. Un hombre lobo le había atacado al tratar de obtener sangre para alimentarse. Cuando eso ocurrió aún no era luna llena cuando iba a morderle y se transformó, le atacó en el abdomen, le hizo una herida que no dejaba de sangrar, la herida era profunda. Dejó correr cuando vio que estaba fuera de peligro, se había perdido en un bosque, pero no era el de hombre lobos. Había entrado a territorio enemigo, estaba en el bosque de las hadas.

―¿Dónde mierda estoy?

Spreen suspiró y se sentó debajo de un árbol, apoyándose en el tronco.

―Estás en el bosque de las hadas, no deberías estar aquí

Una voz sobresaltó a Spreen, miró al hada que dijo eso.

―Eso ya lo sé, idiota. ¿Un hombre puede ser hada?
―¡Pues si!

Spreen se rió.

―¡Oye de que te ríes!
―Es ridículo, ¿un hada hombre?, por dios
―Que machista, ¿acaso no hay vampiras?
―Si, pero nunca ha habido casi hombres hadas
―¡Quieres callarte ya!, ¡Te iba a ayudar!
―Si me ayudas te ayudo a recolectar flores

Spreen se volvió a reír. Juan resopló.

―El idiota eres tú.

Juan comenzó a irse.

―Las hadas no pueden insultar...venga no te enfades, ven

Juan suspiró y volvió con Spreen.

―¿Que haces aquí por la noche?, debes ser un hada obrero

Spreen se volvió a reír, Juan le pegó con un saquito que llevaba.

―Soy de mucho más útil que tú. Soy un hada-brujo, mi madre es hada y mi padre brujo, así que hago muchas cosas...
―Claro, por eso no eres diminuto
―¿Vas a querer que te ayude o no?
―Si, venga, vamos

Juan agarró la mano de spreen y le llevó a su casa.

―Espera ¿y tus padres?
―No vivo con mis padres

Llegaron a la casa de Juan, abrió la puerta e hizo que spreen entrara. Juan cerró la puerta y le llevó al sofá.

―Voy a curarte esa herida
―Oye...¿te han dicho alguna vez que eres bastante lindo?

Juan se sonrojó sin responder. Fue a la cocina a buscar cosas.
Volvió al salón con varias cosas en las manos. Agarró una silla y se sentó enfrente de spreen.

―Mejor siéntate encima

Spreen sonrió, Juan negó con la cabeza.

―No, quitate la camisa...

Spreen se quitó la camisa, Juan no pudo evitar fijarse en los músculos de spreen, no iba a mentir se le veía bastante fuerte y eso le puso muy nervioso. Spreen notó eso y solo sonrió. Juan respiró hondo y comenzó a curarle.

―¿Y no tienes poderes curativos?
―No
―Pues vaya mierda
―mhm..

Juan continuó curandole sin poder evitar mirar de vez en cuando los pectorales o los bíceps de spreen.

―Y si eres hombre, ¿como puedes usar esos vestiditos? y además, ¿tan cortitos?
―Oye no son tan cortos...además porqué te fijas en mi vestido...
―Te queda bonito...y tienes bonitas piernas

Juan se sonrojó y Spreen sonrió.

―Soy hermafrodita...es..algo raro de explicar, no mucha gente sabe esto, no sé porqué te lo estoy contando a ti...

Juan suspiró.

―Bueno tú intenta explicarlo
―Eh..bueno...básicamente es que tengo los dos órganos reproductores
―¿O sea que tenés pija y a la vez-
―Si, exacto
―Uh, entonces premio doble, aparte de bonito te puedo hacer un hijo, ¿pero como sabes que sos un hombre si sos ambos?
―Bueno porqué si, déjame en paz
―¿Y puedes tener hijos?
―Si...y también tengo la menstruación. Basta de preguntas.

Spreen suspiró y Juan terminó de curarle la herida a spreen.

―¿Te da tiempo a irte?
―No
―Quédate...me voy a dormir
―¡Yo he dormido todo el día?

Juan echó las cortinas y bajó las persianas.

―Te aguantas.

Spreen suspiró y se quedó en el sofá, Juan fue hacía su habitación.

―Oye, una cosa

Juan se giró y miró a Spreen.

―Ni siquiera sabes mi nombre y yo no me sé el tuyo, somos enemigos, ¿porqué me has ayudado?
―Las hadas no pueden ser malas, está contra su naturaleza
―Ah...gracias
―No es nada, ¿algo más?
―No, no

Juan se fue a su habitación y cerró la puerta.
Se acostó en la cama y respiró hondo. Se quedó dando vueltas hasta que consiguió conciliar el sueño.

Amantes prohibidos // spruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora