El chico de las plantas (Neville y Tú) [PAUSADA]

¿M.R.?

Después de tener que limpiar a todos las criaturas mágicas ____ se fue a su habitación compartida, por dos chicas las cuales eran simpáticas con ellas solo por ser hija de (su padre), pero en realidad a ellas no le caía nada bien ____. La única chica con la que se hablaba de vez en cuando era Samantha Gocric, una chica de su mismo año.

Samantha también es nueva en Hogwarts, fue transferida de otra escuela de Estados Unidos, ella es baja de estatura con pelo largo y siempre lleva una diadema verde, Samantha es buena con todos ___ sigue sin entender como el sombrero seleccionador la ha puesto en Slytherin.

Se duchó para poder quitarse el olor "a campo" y poder ponerse ropa limpia y así poder ir a la biblioteca a estucadora un rato.

A pesar de haber empezado las clases hace menos de una semana ya les mandaban mucha tarea, sobretodo Snape, no le gustaba que los alumnos deambulen por el castillo teniendo tarea.

Entro a la biblioteca y se sentó en una silla para poder abrir su libro y poder estudiar algo. Sentía como si alguien la estuviera observando entre tanta gente, miro hacia sus alrededores para saber quien era pero había demasiada gente para saberlo, así que se levanto y empezó a caminar por los pasillos.

Se dio por vencida y volvió a su asiento, pero en el encontró una nota en la que ponía;

"Encontrémonos en la torre de Astronomía a las 9 p.m. "
                                     —M.R.

— ¿M.R. , quien es M.R.? — se preguntó a sí misma en voz alta.
— Es Matteo Riddle. — dijo apareciendo Samantha de la nada.
—¡Samantha, que haces ahí, que susto!— salto del susto al oírla tras de ella.
—Deberías ir a verle, es uno de los chicos más guapos que hay en el colegio, después de su hermano Tom. —le dijo Samantha tranquila.
— No creo que debería ir, además y ¿si es una broma?— comentó ___.
— No creo, además, ¿que tienes que perder?— le sonrío Samantha.

Ya eran las 9 p.m. y ____ se dirigía con disimulo hacia allí intentando que ningún profesor le pillara. Llegó sana y salva y se encontró una silueta de un chico.

—¿Hola, hay alguien?— se acercó poco a poco.
—Al fin llegas, llegas tarde.— le dijo una voz ronca.
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