La decisión final y definitiva

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Analizando todo lo que había pasado el día anterior decidí que no podía esperar más a pedirle salir, teníamos una amistad muy fuerte, aunque nos conociésemos desde hace poco más de un mes, y por lo que dijo el jueves pues no creo que él no me quiera al menos un poco. María me insistía día sí y día también, mi hermano igual, cada vez que les contaba algo de Erick me decían algo como "Tardas mucho, solo es pedirle salir" o "Venga, no esperes más". Yo no quería esperar más, pero me daba muchísima vergüenza. Fue el lunes siguiente cuando caí en la cuenta de que él me quería decir algo así que tenía una excusa para quedar con él, sin pensármelo más en el recreo le dije:

-Erick, puedes quedar el viernes para que me cuentes lo que me querías contar el otro día- Se sonrojo un poco y dijo:

-Vale, el viernes si puedo, pero el sábado no- Yo le respondí:

-Si, el viernes- Asintió y dijo:

-Claro claro- Toco el timbre y nos fuimos a nuestras clases, a día de hoy sigo sin saber en qué clase estaba. El viernes me puse mi sudadera azul y unos vaqueros, no me complique mucho, cogí el móvil, cinco euros y me fui a la calle. Al llegar al parque del abeto, que es donde siempre quedábamos, le mandé un mensaje y le dije:

- ¿Cómo vas?, yo ya estoy en el parque del abeto- Tardo media hora en contestar y la respuesta fue:

-Lo siento, es que me ha surgido una cosa y voy a llegar tarde- Le mande un pulgar hacia arriba y me quede esperando hasta que llego a los veinte minutos. 

Entre versos y letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora