Tu Mayor Tentación | Jorge Carrillo x Tú [+18] (BL/Gay/Male Reader)

🍓 Infidelidad 🍓

Luego de una siesta reparadora, T/N se encontraba sentado en su cama viendo la tarde pasar, aquel recuerdo del casi beso que tuvo con ese influencer caleño junto con el shock que le había dejado ver a su compañera de trabajo desaparecida tenían una vez más a su cabeza, su corazón y sus vísceras vueltas nada. Si no quería volverse loco su única opción era organizar sus sentimientos con respecto a aquel joven, esa tentación con la que había luchado desde ese suceso, el expediente del ictiosaurio de Cali. Nunca había podido olvidar el hermoso sello de su sonrisa, la sensualidad de su cuerpo y de su aura, la energía que emanaba de su corazón y de todos sus chacras era tan arrolladora y tan calmante como una estampida de caballos de Przelwaski en plena pradera paleolítica. Durante todo este tiempo, había cargado con la cruz de ser un mal novio según su mismo novio a causa del trabajo donde era feliz, obviamente N/L no sabía que T/N trabajaba cazando monstruos prehistóricos, en su lugar creía que era un trabajo de conservación de especies protegidas que demandaba tiempo completo, pero para N/L significaba tan poco la relación que nunca le dio importancia al hecho de que no había ninguna prueba de la existencia de la dichosa labor.

Los ojos, la sonrisa y la piel de Jorge le asediaban en forma de hormonas y de deseos reprimidos que mataban por salir, estaban sedientos de libertad, con ganas de mandar todo al carajo y obligarlo a renunciar a esa versión de chico bueno y recatado que había formado durante toda su juventud. Jorge había sido ese detonador que marcaba el conteo regresivo para que todos sus complejos se derrumbaran. T/N sentía con terror como no podía cancelar ese conteo, en su lugar solo podía retrasarlo, pero si quería podía llevarlo a cero justo en ese preciso instante, solo necesitaba de una decisión y una acción, más no sabía si quien retrasaba esa cuenta era su ego o su alma y parecía que la respuesta ya era muy clara.

Casi podía sentir como se recreaba esa sensación de tenerlo respirando en su cuello, detallando sus células cutáneas con sabor a miel y helado de vainilla chips; T/N sabía que una prueba lo haría volverse un adicto salvaje que asesinaría a quien sea solo por otra dosis, ni siquiera visualizarse en los mares del congelado planeta de Neptuno podían apagar esas llamas escarlata que le quemaban, casi podía sentir como iban consumiendo la fina madera de su cama hasta volverla cenizas con olor a frutos rojos.

[T/N] (Para sus adentros)  Parce no... ¿Usted cómo se va a meter con ese gamín? Sumercé es una persona recatada, un man decente, no tiene na' que hacer con alguien tan normie y tan básico, menos si es influencer; podrá estar más bueno que un mousse de frutos rojos de Los Hornitos®, podrá tener ojitos radiantes y una sonrisa que derrite hasta el polo sur completo, pero no puede caer tan bajo...  ¿Acaso no se acuerda de todo lo que le costó conquistar a N/L? ¡Dos Años! Con cuatro años que llevamos de novios serían seis años tirados a la basura... ¡Seis ijuemadres años! ¡Piense un poquito! ¡Ni usted mismo se lo perdonaría!

A T/N no le agradaba la idea de darle más oportunidades a N/L para que le sacara a la cara lo deplorable que era como novio, ese mismo discurso con el que justificaba dejarlo de último siempre y con la que hizo pasar por alto la famosa infidelidad de la cual todo el circulo social hablaba, dicho circulo social era claramente el de N/L, pues T/N se había aislado completamente desde que inició la relación.

Todo este razonamiento y sentir pasaba por la cabeza de T/N mientras los pájaros volaban libres detrás de la ventana, su cuarto y su apartamento era prácticamente una cárcel con barrotes de hierro que él mismo había acomodado y que sostenía con una cuerda etérea insertada en su arqueada columna, pues siempre se le veía encorvado en su cuarto cual roedor de laboratorio negligente mientras no estaba trabajando, era la fiel representación del marchitamiento que sufren las flores cuando no reciben la luz del sol. Su hermosa piel de color trigueño claro se veía pálida, había perdido la cuenta de hace cuánto no sonreía genuinamente, solo podía descansar del peso de su cuerpo cuando se recostaba en su cama suplicándole a los atardeceres para que acariciaran sus pestañas.