2. Persiana americana (Frálvaro)

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Francisco Durán vive en una tranquila calle residencial, rodeado de casas familiares y jardines bien cuidados. Su casa está justo al lado de la de Álvaro López, el chico más guapo del barrio.

Desde su ventana, Francisco puede ver directamente hacia la casa de Álvaro, cada día, sin falta, se encontraba mirando hacia allí, esperando ver a Álvaro.

"¡Oh, Álvaro!", pensaba Francisco, su corazón latiendo con fuerza "¿por qué no puedes ser mío?"

Mientras miraba, Francisco se sintió envuelto en una fantasía. Se imaginaba a sí mismo besando la boca de Álvaro, acariciando su cabello oscuro y sintiendo su calor.

Francisco se convirtió en un experto en observar a Álvaro sin ser visto. Sabía exactamente cuando saldría de su casa, cuando se daría un baño en la piscina del jardín y cuando se sentaría en el porche a leer un libro, también observa hacia la habitación de Álvaro donde cada dia sus ropas caen lentamente al cambiarse o al salir de ducharse.

Cuando Álvaro salía al jardín sin camisa, Francisco se sentía hipnotizado "¿por qué no puedes verme?", pensó Francisco, "¿por qué no puedes sentir lo que siento por ti?"

La persiana americana de su ventana se convirtió en su refugio, el lugar donde Francis podía escapar de la realidad e imaginar montones de escenarios que le gustaría que sucedan algún dia.

Pero ningún secreto se puede mantener oculto por siempre, un dia Álvaro miró hacia la ventana de Francisco y lo descubre mirándolo, Francisco se sintió pillado, la ansiedad haciéndolo sudar más que testigo falso, su corazón deteniéndose por un momento al esperar que Álvaro podría reaccionar mal.

Se quedaron así, con la mirada del uno clavada en el otro, para sorpresa del contrario, Álvaro sonrió y se acercó a la ventana.

Álvaro : Francis, ¿qué pasa? —preguntó en tono amistoso.

Francis : Nada, s-solo... estaba m-mirando... e-el jardín —tartamudea y miente.

Álvaro : No te creo, parece que estabas mirándome a mí.

Francisco : ¿Cómo lo sabes? —se sonroja.

Álvaro : Puedo sentirlo —hace una pequeña pausa — puedo sentir que me deseas —dice sin rodeos.

Francis : ¿Y qué pasaría si fuera cierto? —desvía la mirada.

Álvaro : Quizás deberíamos hablarlo —sonríe.

Ambos se preguntan en sus mentes sobre si se atreverán a explorar sus sentimientos, o la vergüenza y el miedo los mantendrán alejados.

(AL RATO)

Esa tarde, Francisco y Álvaro se sentaron en el porche de la casa de Álvaro, rodeados de la tranquilidad del barrio. Cabe señalar, que ambos son amigos, pero hace caleta de tiempo que no hablaban ni se juntaban desde que Francis se distanció hace seis meses al descubrir que le gusta el Álvaro (o sea que se alejó por miedo a perder la amistad en caso que Álvaro le rechace).

Álvaro : Entonces, Francisco —lo mira — ¿qué es lo que sientes por mi?

Francis : Me gustai, mucho —se sonroja, pudo haber mentido, aunque prefirió decir la verdad porque sabe que suele ser muy obvio en cuanto a sus emociones.

Álvaro : ¿Qué es lo que te gusta de mí? —curioso.

Francis : Todo —suspira — tu sonrisa, tus ojos, tu forma de moverte —ríe nerviosamente.

Álvaro : Sé que soy flaco, pero ¿qué hay de mi cuerpo? —ríe al ver el nerviosismo del otro chico.

Francis : Es perfecto —se lo come con la mirada y se muerde el labio.

One Shots BunkerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora