𝐚 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐚 𝐯𝐢𝐬𝐭𝐚 ;
cuando Lisandro la conoció en Qatar, Julieta era una pendeja de diecisiete años y la hija mayor de su ídolo, Messi. ahora, Julieta sigue siendo una pendeja pero con diecinueve años, y Lisandro no puede evitar sentirse...
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julieta |
Nuevamente mi papá invito a sus compañeros a comer un asado, está vez al mediodía. Así que mis hermanos vinieron a despertarme junto a los otros nenes. Se pusieron a saltar arriba de mi cama. Encima estoy segura que los mandó mi mamá.
— Ju ponete la maya así nos metemos a la pile — pidió Ciro
— ¡Cuidado, Mateo! — grité cuando me piso la mano por andar saltando
— Ay nena qué mal humor — comentó
— Quiero ver cómo estarías vos si te despiertan así, querido — contraataque
Di media vuelta sobre la cama para agarrar el celular de la mesa de luz.
— ¡Ya agarro el celular! — festejo Ciro
— Ya se despertó, vamos — dijo Thiago bajándose de la cama
— ¿Nos metemos a la pile, Ju? — preguntó otra vez Ciro
— Si Ci, ahí voy — suspiré rendida
Después de estar un rato más con el celular revisando las redes sociales y respondiendo algunos mensajes, me digne a levantarme. Fui derecho al baño a hacer mis necesidades, lavarme los dientes, peinarme y ponerme la maya. Y por último me puse un short encima.
Mientras bajaba las escaleras podía escuchar las voces provenientes del jardín. Pase por la cocina y tome un sorbo de la botella de Coca Cola, y después agarré el dulce de leche y una cuchara. Muy fit mi desayuno por suerte.
— Ay se levantó la princesa — se burló Otamendi cuando salí al jardín
— Cállate que estoy de mal humor — avisé
— ¿Ya estás de mal humor, querida? Recién te levantas — comentó Leandro Paredes con diversión
Simplemente le hice fuck you y me acerqué a saludar a mis papás con un abrazo.
— Ella siempre se levanta de mal humor — aseguró mi mamá riendo
Es verdad, ¿pero no le pasa a todo el mundo? Es como que no tiene sentido porque osea estaba durmiendo, nadie me hizo nada. Pero igual me pasa.
— ¿Te fueron a despertar los chicos? — preguntó mi papá, y yo asentí — Pobrecita mi chiquitita
Después de saludar a todos los jugadores y a sus mujeres, me senté dónde estaban mis amigos para entrarle al dulce de leche.
— Tenés la almohada pegada querida — comentó el Cuti riendo — ¿Te lavaste la cara por lo menos?
— Cerra el orto Cristian — escupí
— ¿Por qué estás de mal humor, Julieta? — preguntó Enzo
— Los pendejos se pusieron a saltarme arriba de la cama — respondí
