No. 2

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Cuando la profesora McGonagall nos condujo a través de los pasillos de Hogwarts, la emoción y la anticipación en el aire eran palpables. Ella marchaba delante de nosotros con su porte autoritario, guiándonos en fila hacia el Gran Comedor. Las paredes del castillo parecían susurrar historias antiguas mientras avanzábamos, y el eco de nuestros pasos resonaba en el silencio expectante de la noche.


Draco y yo nos manteníamos al final de la fila, conversando en voz baja y tratando de no parecer demasiado ansiosos. Mientras los demás a nuestro alrededor se mostraban claramente nerviosos, con miradas ansiosas y manos temblorosas, tanto Draco como yo intentábamos mantener la calma. Había algo emocionante en la incertidumbre de saber en qué casa terminaríamos, pero eso no nos hacía sentir demasiado inquietos.


El Gran Comedor se desplegaba ante nosotros, con su techo encantado mostrando un cielo estrellado que reflejaba la luz cálida de las mesas largas y festivas. Los estudiantes de las casas ya estaban sentados, observándonos con curiosidad y expectación. Las mesas estaban decoradas con los colores y emblemas de cada casa, creando un contraste vibrante con el ambiente oscuro y elegante del comedor.


La profesora McGonagall nos condujo hasta el frente del salón, donde un taburete con un sombrero viejo y desgastado, el Sombrero Seleccionador, estaba esperando. Los estudiantes de primer año se alinearon frente al sombrero, mirando hacia el estrado con una mezcla de ansiedad y fascinación. La conversación en el comedor se había reducido a un murmullo bajo mientras esperaban el inicio de la ceremonia de selección.


Draco y yo intercambiamos miradas tranquilas. A pesar de la tensión en el aire, ambos nos sentimos relativamente relajados. Habíamos hablado de nuestras expectativas durante el trayecto y estábamos preparados para lo que viniera. Mientras la profesora McGonagall comenzaba a llamar a los nombres de los estudiantes uno por uno, el ambiente en el comedor estaba cargado de una energía nerviosa que contrastaba con nuestra serenidad.

Finalmente, llegó nuestro turno. Mientras me dirigía al taburete, pude sentir las miradas de los estudiantes y el peso de la tradición mágica en el aire. Sin embargo, en lugar de sentir pánico, me sentí emocionado por el próximo capítulo de mi vida en Hogwarts, y al mirar a Draco, pude ver que él compartía el mismo sentimiento de calma anticipada.

Cuando el Sombrero Seleccionador gritó "¡Slytherin!" para mí, el Gran Comedor estalló en una oleada de aplausos y vítores que venían de la mesa de Slytherin, se levantó en un animado estallido de júbilo, recibiéndome con entusiasmo. Los estudiantes de Slytherin estaban claramente emocionados, y me hicieron sentir bienvenido de inmediato con sus aplausos y sonrisas cálidas.


Draco, que aún no había sido llamado para la selección, estaba sentado entre los estudiantes de Slytherin, mirando con atención. Aunque no estaba en la mesa en ese momento, su rostro brillaba con una expresión de alegría y orgullo. Se mantenía de pie, aplaudiendo con vigor y animando a los demás a unirse al festivo recibimiento.


La mayoría de los estudiantes de otras casas, sin embargo, mostraban una mezcla de confusión y preocupación. En Gryffindor, Ron y Hermione se miraban con desconcierto y un poco de inquietud, claramente sorprendidos por mi selección. La mesa de Gryffindor estaba llena de murmullos y miradas curiosas, mientras los estudiantes discutían en voz baja sobre la elección inesperada.


Los murmullos se esparcieron por el comedor, y algunos estudiantes intercambiaron miradas preocupadas. La sorpresa de la selección de Slytherin para mí parecía haber generado cierta agitación entre los demás, reflejando el cambio en la dinámica que esta elección significaba.


Mientras me dirigía a la mesa de Slytherin, la emoción de mi nueva casa era palpable. Aunque la reacción general del comedor era una mezcla de sorpresa y desconcierto, la bienvenida de los Slytherins me hizo sentir que había encontrado un lugar donde encajaría, al menos por el momento.

 
Mientras me acomodaba en la mesa de Slytherin, con la animación de mi bienvenida aún resonando en el comedor, mi atención se desvió hacia el estrado donde el Sombrero Seleccionador estaba a punto de llamar al siguiente estudiante. La emoción del momento me hizo sentir más conectado con el entorno y, aunque mi mente estaba ocupada en adaptarme a mi nueva casa, no pude evitar seguir el proceso de selección con curiosidad.


Finalmente, el Sombrero Seleccionador llamó el nombre de Draco Malfoy. Mi corazón dio un pequeño salto de alegría, y me incliné hacia adelante en mi asiento para observar. Draco se acercó al taburete con una mezcla de confianza y calma, su porte seguro y su expresión decidida.


Cuando el sombrero se colocó sobre su cabeza, el comedor se llenó de un silencio expectante, el sombrero gritó "¡Slytherin!" sin dudarlo y la mesa estalló en una nueva ola de vítores y aplausos, pero ahora más ligeros. La alegría en los rostros de los Slytherins era contagiosa, y vi a Draco sonreír ampliamente mientras se dirigía hacia la mesa. La bienvenida que le dieron fue cálida y animada, con muchos estudiantes levantándose para felicitarlo y aplaudir su llegada.


Me sentí enormemente aliviado y contento al ver a Draco unirse a nosotros en la mesa de Slytherin. La presencia de un amigo conocido en mi nueva casa hacía que todo pareciera un poco más familiar y acogedor. Su sonrisa de satisfacción reflejaba lo feliz que estaba por la elección, y esa felicidad se extendió a mí, haciéndome sentir aún más en casa.

Draco se sentó a mi lado, y pude ver cómo se relajaba, disfrutando de la celebración. Nos miramos y sonreímos, compartiendo una comprensión silenciosa de que, a pesar de las sorpresas y cambios, al menos teníamos algo en común en esta nueva etapa de nuestras vidas. La noche continuó con un aire de festividad y camaradería, marcando el comienzo de una nueva aventura en Hogwarts.

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Después de la emocionante ceremonia de selección y la cálida bienvenida en la mesa de Slytherin, el Gran Comedor se sumió en un silencio expectante mientras el director, Albus Dumbledore, se levantaba para dar su discurso de inauguración. Sus palabras, siempre sabias y llenas de humor sutil, resonaron en todo el comedor, estableciendo el tono para el nuevo año escolar.

 Dumbledore habló sobre las reglas de la escuela, los eventos del año pasado y algunas anécdotas graciosas que hicieron que incluso los estudiantes más nerviosos sonrieran.

Con un último y brillante chiste, Dumbledore concluyó su discurso y el Gran Comedor estalló en un bullicio de conversación alegre. A medida que sus palabras se desvanecían, las mesas se llenaron con una impresionante variedad de comidas. Platos rebosantes de manjares deliciosos aparecieron mágicamente en las mesas: desde asados jugosos y patatas doradas hasta tartas y pasteles.

 El aroma de la comida recién preparada llenaba el aire, haciendo que nuestras bocas se hicieran agua.

Draco y yo nos servimos con entusiasmo, conversando mientras empezábamos a probar los manjares. La atmósfera en la mesa de Slytherin era relajada y acogedora. Aunque estábamos rodeados de nuevos compañeros, las charlas eran ligeras y amistosas. Los estudiantes compartían historias sobre sus veranos y se presentaban entre sí, intercambiando risas y anécdotas.


Mientras Draco y yo charlábamos, los otros estudiantes de Slytherin se unieron a la conversación, haciendo preguntas y compartiendo sus propias experiencias. La cena se convirtió en una serie de pequeñas charlas amistosas y risueñas, ayudando a aliviar cualquier tensión restante y haciendo que el ambiente se sintiera más como en casa.


Los primeros intercambios y las bromas ligeras ayudaron a estrechar los lazos en nuestra nueva casa. La comida era excelente y la compañía, aunque aún en proceso de conocerse, estaba llena de buena voluntad y camaradería. La noche terminó con una sensación de satisfacción y anticipación, marcando el comienzo de un nuevo y emocionante capítulo en Hogwarts.

SLYTHERIN (drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora