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¿crees que estoy gordo?

Advertencias de contenido:
Porno con diálogos y diez por ciento de trama, omegaverse, ligero belly kink, pregnacy kink y un chingo de contenido sexual.

No saben cuánto me emociona esto.
Max gordito y Checo bien cachondo por montar tremenda verg-

Se suponía que sería una tarde agradable con el atardecer resplandeciendo a través del enorme ventanal de su comedor, ambos comiendo un delicioso postre que Sergio se esmeró en preparar ya que era uno de los favoritos de su esposo, pero el ambiente se torna un poco confuso y tenso cuando Max lo toma desprevenido con la siguiente pregunta:

-Checo.

-¿Qué pasa, mi amor?

-¿Crees que estoy gordo?

Silencio.

El pequeño bocado que no hace mucho se metió a la boca, con la que dió inicio al quiebre de su dieta rigurosa después de meses corriendo en diversos circuitos casi sin descanso, se sintió pesado cuando cayó de lleno en su estómago.

La cuchara en su mano se deslizó lentamente hasta caer dentro del cuenco de pudín prolongando el silencio entre los dos, uno mirando al otro, aguardando por una respuesta que no llegó rápidamente hasta que Sergio mostró su indignación con una mueca pintando su rostro seguida de una atronadora exclamación que hizo saltar a Sassy del regazo de Max.

-¡Qué! ¿Por qué dices eso, corazón? ¿Te dijeron algo? ¿Alguien te dijo eso, Max?-cuestionó, preocupado. Conoce las inseguridades de su alfa, lo que últimamente han estado diciendo de él, no creía que eso llegara a afectar a Max, después de todo, tenía una seguridad que envidiaba, pero viendo su cara Sergio comenzó a enojarse-Si alguien te ha estado diciendo eso pues es mentira.

-Checo, amor, no fue nadie. Solamente he estado pensando que últimamente me veo demasiado gordo, mucho más que antes-Max deja su propio pudín a un lado y se recarga contra su silla, mirando hacia cualquier punto, dejando que el recuerdo de esas fotos rondaran por su mente.

Desde que tuvieron a su pequeña Carlota, Max se dedicó únicamente a cuidar de sus cachorros mientras Sergio seguía corriendo, pero está vez para la escudería de Audi, sacrificando sus ejercidos y su dieta por algo más práctico que le ayudara a reducir tiempos necesarios con los que podía usar con sus hijos.

No fue cosa de la noche a la mañana, escaló el asunto conforme los años transcurrieron y sus hijos iban creciendo, al principio, Max se veía fornido, todo un alfa recién convertido en padre que desarrolló su cuerpo para proteger a su familia; le sentaba bien la paternidad, mucho dijeron, pero cuando comienzan a tener tres hijos a los cuales cuidar, uno más enérgico que el otro, esa fuerza se puede convertir en cansancio y el abdomen firme se pone flácido y comienza a desbordarse de la cinturilla de los pantalones. No le prestó atención hasta hace apenas un mes cuando salió una foto de él de perfil, dónde se notaba más su estómago ancho y la redondez de su rostro, hubo comentarios buenos pero muchos fueron malos, resaltando su peso y su físico.

Ni siquiera cuando ya estaba retirado la gente dejaba de joder la existencia.

Más y más fotos salieron y Max llegó a un punto de quiebre en dónde se sintió asfixiado e incómodo con su propio cuerpo, no quería decírselo a Sergio, su omega estaba bastante ocupado con las carreras como para fijarse en algo superficial, pero ya no aguantaba más aquel peso que le mortifica tanto.

Puede que a Sergio no le parezca gordo, pero él se sentía así. Los espejos y las fotos se volvieron en sus enemigos y ahora es raro que Max se mire o salga en ellos. Era un sentimiento frustrante que ya tenía picandole un costado que solamente se acrecentó con todo esto de sus fotos en los medios.