~•~Al día siguiente~•~
- ¿Hoy no ibas para la casa de tu madre? - me pregunta Livi.
- Si, es hoy, escogeré una ropa sencilla esta vez.
- Bueno, ponte tu jean ajustado negro, tu pullover a rayas negras y blancas, tu única chaqueta de mezclilla para el sol, tus Converse bajitos y en peinado una coleta alta.
- Gracias, Livi - le dije y la abracé con fuerza.
- De nada, ya me has ayudado muchas veces y creí que no estaba mal ayudarte a ti esta vez - dijo Livi.
~•~Después de cambiarme~•~
- Ya me voy, adiós Livi.
- Chao.
Fui caminando y por fin llegué a la casa de mi madre.
- ¡Hija! - gritó mi madre y fue a donde yo estaba a abrazarme.
- Hola, mamá - le devolví el abrazo.
- ¿Cómo estás, hija? - me preguntó, ya yendo para la casa.
- Bien, ¿y tú, mamá?
- Estoy perfectamente, hija. Ricardo tiene muchas ganas de verte, y Robert de conocerte.
- ¿En serio? - le pregunté.
- Si, allí está - dijo y señaló a la ventana donde había un chico.
- Está bien, yo también.
Entramos a la casa y lo primero que vi fue a Robert yendo hacia la puerta para recibirnos.
- Iré a la cocina a decirle a tu padre que llegó Paty - dijo mi madre.
- Está bien, Ana - dijo Robert.
Ya mi madre se había ido a la cocina y quedamos solos en la entrada mi hermanastro y yo.
- ¿Eres Robert, no? - pregunté.
- El mismo, y tú eres Paty.
- ¿Cómo te sabes mi nombre? - pregunté, aunque ya sabía que mi madre le había hablado de mí.
- Tu madre me ha hablado mucho de ti. Me dijo que eres linda y simpática.
- Ya veo, desgraciadamente solo me sé de ti tu nombre - le dije la verdad.
- ¿Mi padre no te ha dicho nada de mí? - preguntó, sorprendido.
- No, no me ha dicho nada.
- Bueno, vamos a la cocina a que veas a mi padre.
- Está bien - dije.
Fuimos a la cocina y vi a Ricardo, se le veía contento porque fui a verlos a los tres.
- ¡Paty! Qué sorpresa - dijo Ricardo.
- Dijo mi mamá que podía venir hoy y vine.
- ¿Cómo estás? - me preguntó él.
- Estoy bien, ¿y tú?
- Bien, Paty, qué bueno que estás bien.
~•~Media hora después: 11:00 am~•~
- Hija, llamemos a Nick - dijo mi madre.
- ¡Sí! - le dije con entusiasmo y fuimos a donde estaba la mesa para apoyar el celular de mi madre en el jarrón y hablar con mi hermano.
Sonó el timbre y lo cogió al instante. Hicimos una videollamada.
- Hola, mamá, ¿cómo estás por allá? - preguntó él, estaba trabajando en Colombia y no le veo hace medio año.
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Una mirada que enamora
RomanceEn Barcelona vive Patricia Stewart con su mejor amiga Olivia Maddison Carson, entra a la universidad con el grupo de amigos del curso pasado y conoce a Dimitry Carter. Él es un chico que resulta ser muy amable con ella. Pero... la pregunta que siemp...