Cap. 04 - Morir o ser inmortal

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Al cruzar las grandes puertas y éstas cerrarse tras el grupo, todo empezó a suceder demasiado rápido como para procesarlo. Apenas me dio tiempo de ver realmente la sala a la que Heidi nos había conducido más allá de su amplitud y lo que parecían tronos al otro lado de la entrada, antes de ser tomada por un fuerte y frío cuerpo.

En un simple parpadeo, pasé de estar al lado de mi abuelo a estar con la espalda contra una pared no tan fría como la mano que se posa sobre mi boca para que no hablara. Cerré los ojos cuando se empezaron a escuchar gritos, no queriendo ser consciente de lo que les estaba ocurriendo al resto de personas del grupo, aun cuando había visto esas leves brumas que percibía en los demás volverse negras conforme cruzaban las puertas delante de mí.

Sabía que mi destino debía ser similar al resto, pero no sentía miedo porque mi vida estuviera a punto de terminar a manos de quien me mantenía sujeta contra la pared. Solía decirse que a la tercera va la vencida y por eso estaba segura de que mi suerte o mi ángel caído no me salvaría esta vez, no de nuevo.

El dolor que sentía en mi pecho se debía a saber que entre las demás personas muriendo se encontraba mi abuelo, y que no había sido capaz de evitar esto. Me sentía impotente por ello, notando las lágrimas humedecer mis ojos, sintiéndome más culpable de su muerte de lo que me había sentido al recordar la verdad tras la muerte de mi madre. Si de pequeña no hubiera tenido tal obsesión por mi pelota, mi madre no habría estado en ese callejón. Si hubiera conseguido quedarme fuera en la plaza con mi abuelo, no habríamos entrado en lo que parecía el mismísimo infierno.

Sentí mi cuerpo temblar de la rabia, haciendo que el monstruo que me estaba sujetando aumentara ligeramente su sujeción. Abrí los ojos finalmente, preparada para mirar al monstruo que no comprendía a qué estaba esperando para matarme.

Lo primero con lo que me encontré fueron unos labios apretados con fuerza, haciéndome reconocer ese casi familiar gesto de contención. Levanté con rapidez la mirada hasta dar con sus ojos, de nuevo viéndolos negros.

Al parecer, me había equivocado en mi destino. Ahí estaba de nuevo él, mi ángel caído.

Sentí mi corazón latir con fuerza, mi mirada cayendo de nuevo a sus labios apretados. Tal vez no me había equivocado del todo, puede que su contención por evitar beberse mi sangre terminara y, en lugar de haberme salvado, fuera el encargado de terminar con mi vida.

–No te muevas, Natalia. – Movió los labios lo justo para que pudiera leer en ellos sin pronunciar sonido alguno, antes de que volviera a apretarlos con fuerza.

¿Por qué seguía protegiéndome? ¿Por qué se esforzaba tanto en contener sus instintos de matarme? Seguía sin entenderle, estaba segura de que cualquier otro de su clase ya me habría vaciado de sangre, pero no él. Mi ángel caído hacía lo posible para que yo siguiera con vida. ¿Por qué?

Apenas fueron unos segundos más de gritos apagándose lentamente, en los cuales sentía mis lágrimas silenciosas deslizarse hasta que se encontraban con su fría mano todavía puesta en sobre mi boca, mientras nuestras miradas se mantenían conectadas.

Cuando el silencio finalmente reinó en la gran sala, a excepción del latido de mi corazón resonando en mis propios oídos, seguramente siendo escuchado por todos los vampiros, él cerró los ojos. Tal vez él no me hubiera matado, pero ¿podría evitar que cualquiera de los otros vampiros de la sala lo hiciera?

–Alec.

Sus ojos se abrieron de nuevo ante la voz autoritaria, a pesar de verse todavía negros, había un brillo de determinación en ellos que me tomó por sorpresa.

–Tranquila. – Volvió a mover los labios sin emitir sonido alguno, antes de quitar lentamente la mano de mi boca.

Antes de separarse ligeramente de mí, pasó el dorso de su mano por mis mejillas en leves caricias para eliminar el rastro de las lágrimas que habían rodado por pensar en el final de mi abuelo. Una pequeña calidez se instaló en mi pecho durante ese pequeño gesto, haciendo que confiara en él cuando movió la mano que había estado en todo ese tiempo en mi cintura a mi espalda para que le siguiera.

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⏰ Última actualización: Sep 06 ⏰

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Emotions (Alec Vulturi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora