-Ya te lo dije, es solo un amigo.- dije ya preocupado por su actitud.
-Entonces, ¿Por qué vas tan bien vestido? ¿Piensas que te miras hermoso?
-No... Amor... Así me visto...
-No Bill, vas muy arreglado, ¿crees que no me doy cuenta?
-No me estoy arreglando por él, me gusta lucir bien todo el tiempo.
-Créeme, a él no le gustará alguien como tú, tan horriblemente delgado, ¿ves tus piernas? Son horribles, son flacas. ¿Ves todo de ti? Cada vez estás más flaco, ningún hombre te querrá así, solo yo, tú marido. Deja eso de "lucir bien todo el tiempo". Tú hombre soy yo, soy el único que te aguanta y quiere. A nadie más le gustas.
-¿¡Por qué me dices cosas tan horribles!?- El nudo en mi garganta se formó y esas desgraciadas lágrimas comenzaron a destrozar mi maquillaje.- Por Dios, solo es una salida entre amigos. ¡Al que amo eres tú! ¡Idiota!
-¿Lloras por eso? Es la verdad, aprende a enfrentar la verdad, deja de llorar, te ves horrible y lo detesto.
-De verdad que... No te entiendo, solo me lastimas, tú y tus cambios de humor son una mierda, ¡Me tienes harto!- Rompí nuevamente en llanto.
-Oh, pobre Bill. ¿Tú madre no te enseñó a tratar y respetar a tú marido?
-No se trata de eso, Tom... No entiendes, tú estás mal.
-¿Crees eso?
-...
-Bien, vete a tú maldita salida y no vuelvas. Vete con tú amante, no regreses rogando, Billy.
Salió de la habitación, dejándome con la boca abierta y con las lágrimas aún brotando de mis ojos.
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