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El mismo Tiago se aseguró de llevarlo a un hospital, la culpa lo invadía de pies a cabeza al verlo inconsciente, estaba a punto de llorar.

En cuanto ingresó al hospital le dieron una habitación atendiendolo, mordía sus labios ansisos yendo de un lado a otro en la sala de espera. Tenía el celular de Mauro y aunque fue difícil de hacer, llamó a la señora Monzón.

Sabía que cuando estuviera consciente quizás lo mataba, pero en ese momento no sabía de nadie más que pudiera ayudar a Mauro.

Tomó asiento aún ansioso, la culpa seguía consumiendolo y estaba por llorar, se sentía tan mal.

Luego de algunos minutos de haber llamado a la señora Monzón, ésta llegó preocupada, preguntando rápidamente por el estado de su hijo. Estaba que se moría de preocupación.

Tiago se acercó suavemente a ella, ya reconociendola y ella también, rápidamente le preguntó que había pasado.

—Pero, ¿qué pasó muchacho?, ¿por qué Mauro está en el hospital? —habló con preocupación.

Tiago rápidamente le explicó lo que había pasado, saltando algunos detalles para no preocuparla aún más. Ella lo escuchó atentamente, su rostro preocupado reflejaba el miedo de que algo le pasara a su hijo.

Esperaron dos horas, dos malditas horas sin saber nada de Monzón, y él morocho estaba al borde del miedo, esperaba que no le haya pasado algo grave.

Se maldijo una y otra vez en sus pensamientos, sos un estúpido, ¿por que mierda no lo ayudaste antes?, sos una mierda, Tiago.

Ese tipo de pensamientos iban y venían imaginando lo peor, sin poder soportarlo soltó un suspiro donde dejó caer algunas lágrimas de impotencia, se sentía de la mierda.

Ese tipo de pensamientos iban y venían imaginando lo peor, sin poder soportarlo soltó un suspiro donde dejó caer algunas lágrimas de impotencia, se sentía de la mierda

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Habían sido tres largas horas, hasta ese momento llegó un doctor informando sobre el estado de Monzón, no siendo el mejor.

La señora Monzón estaba ya llorando y Tiago sólo pudo culparse una vez más.

En resúmen, Mauro se había roto una costilla y gracias a algunos golpes en áreas sensibles tenía que quedarse más tiempo en observación, sin embargo había que pagar una operación por la costilla rota, ya que si ésta no se operaba a tiempo podría correr riesgo la vida del ojiverde.

Y Tiago no estaba dispuesto a verlo morir, tenía que hacer algo, él tenía la culpa de todo.

Les habían informado que Mauro aún no despertaba, le habían dado algunos medicamentos para el dolor pero estos en unas horas perderían el efecto, dejándolo adolorido.

Por el momento no podrían verlo, ya que seguía en observación y las posibilidades de que corriera riesgo eran casi nulas, pero querían estár completamente seguros para que no ocurriera nada lo que restaba de la noche.

Así que con una preocupación enorme Tiago se tuvo que retirar de ahí, dejando algunas horas sola a la madre de Mauro. Le había asegurado que volvería para saber como estaba, ella sólo asintió aún con notable preocupación también.

Se tomó una ducha al llegar a su departamento, lloró de preocupación durante la ducha.

Sentía que estaban oprimiendo su pecho.

Mauro ya era importante para él, como para que intentarán llevarlo.

Pensó en tantas soluciones pero sabía con exactitud que Mauro jamás aceptaría un apoyo monetario de él. Ni siquiera para salvar su vida. Pero no perdía nada con intentarlo.

—¡No, vos no me vas a pagar la cirugía!, ¿te volviste loco? —preguntó irónico

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—¡No, vos no me vas a pagar la cirugía!, ¿te volviste loco? —preguntó irónico. Estaba tan molesto por escuchar a Tiago decir que pagaría su operación, estaba loco.

—¡Tomálo como un perdón!, yo sé que esto es mi culpa, si no fuera por mí, vos estaría bien, y lo sabés —contestó molesto por su terquedad.

—¿Cómo un perdón?, ya me trajiste al hospital eso es más que suficiente, ¡Entendé, Tiago! —alzó la voz un poco aún con voz incrédula.

Tiago suspiró por la posición en la que estaba, Mauro no aceptaría ¿entonces que mierda iba a hacer?.

—¿Que vas hacer entonces? —preguntó ahora más calmado.

—No sé, quizás salgo de la facultad y vendo algunas cosas podré pagar un poco de lo que cobrarán —indagó entre sus pocas opciones.

—Con eso no vas a pagar ni la mitad, Mauro, solo dejáme pagar aunque sea una parte. No te puedo ver morir así como así —pidió desesperado.

Mauro no daría brazo a torcer fácilmente, pero tenía razón si no se operaba lo más rápido que podía iba a correr riesgo de perder la vida.

—Solo la mitad, si me llego a enterar que me pagaste la cirugía completa, te mato, ¿entendido? —aceptó dejando de lado su poco vergüenza.

—Gracias de verdad por dejarme ayudarte, sé que te cuesta, ¿si? pero te prometo que no es un gasto si es por verte vivir —aseguró aún sonriendo.

Se abrazaron durante un rato aún teniendo comentarios pasivo-agresivos (en clara broma) de parte de Monzón, Tiago no podía estár más feliz, deseaba con todas sus fuerzas porque todo saliera bien.

—¿Sabés que te quiero mucho, verdad? —habló tomando su mano, mirándolo tan sincero.

—Me lo repetís cincos veces al dia, creo que me quedo claro —bromeó ríendo a la par que el morocho.

—Fuera de joda, Mau. Te juro que te volviste importante para mí, te quiero mucho enserio —admitió con una suave ternura haciendo sonrojar al otro.

Él ojiverde intentó acercarse para dejar un beso en su mejilla pero al estár un poco sin fuerzas no pudo acercarse más.

—Pero acercáte tonto, que así no te llego —lo reprendió en broma y Tiago rió.

Se acercó y recibió un par de besos, estos no eran exactamente en los labios pero agradecía estos gestos en un momento como este, lo reconfortaba.

La tarde se basó en chistes, conversaciones sin sentido y caricias que solo ellos sabrían.

La tarde se basó en chistes, conversaciones sin sentido y caricias que solo ellos sabrían

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me pongo a llorar,
no me maten😓

𝗺𝗲𝘃𝗮𝗸.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora